jueves, 30 de julio de 2009


El anuncio de la Confederación Nacional de Funcionarios de Salud Municipal CONFUSAM, de sumarse a la movilización de Gendarmería sorprendió a la opinión pública. El solidario apoyo consistía en la suspensión de actividades el 29 de julio a partir de las 14.00 horas “para presionar a las autoridades a resolver dicho conflicto”, aún a costa de paralizar la salud municipal por causa de un conflicto externo. Afortunadamente el acuerdo entre el Gobierno y las organizaciones representativas del personal de Gendarmería motivó a que la CONFUSAM depusiera el paro.

Difícil resulta pedirles a los trabajadores de la salud que se concentren en sus funciones, si la semana anterior el ministro Álvaro Erazo salía a difundir en terreno la Ley de Protección al Empleo y Fomento a la Capacitación. En la región de Atacama, el titular de Salud destacó el compromiso del Gobierno en el tema del empleo y la importancia de un diálogo fluido en materias laborales. “Esta batería de incentivos son iniciativas que en particular nos interesa conversar en terreno, con los empresarios y trabajadores y responder inquietudes que nos planteen”, señaló.

El reciente caso de las cesáreas realizadas en el Hospital Félix Bulnes reaviva el debate sobre la calidad de nuestra salud estatal, confirmando que no existe espacio alguno para asumir temas ajenos que desvíen la atención de su función principal: entregar salud a la población chilena. Un informe de la Contraloría sobre el desorden en la farmacia del establecimiento hospitalario demuestra que el problema es mucho más permanente que estos últimos casos.

Son demasiados los episodios aislados que contradicen los buenos indicadores de salud en lo general que tenemos como país. La opinión pública ha conocido numerosas denuncias: insuficiente atención primaria, fallido sistema de autogestión de los hospitales, escasez de personal idóneo para las tareas operativas y administrativas, permanente falta de camas, interminables listas de espera y uso de materiales inadecuados. Una imagen deficiente en la atención y gestión de los hospitales se ha consolidado en la ciudadanía, desvirtuando -de alguna manera- el mensaje de protección social instalado por el Gobierno.

Ante esto, la ciudadanía ha asumido esta mala atención, incorporándola dentro de su rutina diaria. Pero cada cierto tiempo, surgen casos de alta visibilidad que concentran la atención de los medios, y por lo tanto, de las autoridades. Los casos no informados de Sida en Iquique, el cambio de guaguas en el Hospital de Talca o la referida muerte de dos mujeres a causa de una severa hemorragia y la histerectomía de urgencia de otras cuatro, han sido situaciones de gran cobertura mediática que calaron en forma profunda en la opinión pública.

Pareciera que la impunidad comienza a acabarse. La investigación penal de la Fiscalía y la presentación de las correspondientes querellas criminales reflejan un cambio de conducta de la población, en que el usuario comienza a exigir responsabilidades. La Cámara de Diputados aprobó la creación de una comisión investigadora para determinar las responsabilidades políticas y administrativas del Hospital Félix Bulnes. Incluso los mismos funcionarios congregados en la Federación de Trabajadores de la Salud FENATS anunciaron que se harán parte de las acciones judiciales, buscando demostrar que no se intenta proteger a nadie.

La tan postergada creación del ombudsman, institución que garantiza los derechos de las personas frente a la Administración del Estado, impide consolidarlos en la realidad desde una perspectiva amplia que incluya los derechos económicos, sociales y culturales. El proyecto de reforma constitucional que crea esta figura-ingresado a la Cámara de Diputados en diciembre de 2008-, se encuentra en el segundo trámite constitucional. Precisamente se presenta esta entidad como un eficaz mecanismo que defienda a los usuarios de los errores de los servicios de utilidad pública.

Mientras tanto, estos casos ameritan una profunda investigación, de manera de poder determinar las causas de las tragedias y tomar medidas para asegurar de que no se volverán a repetir. La ciudadanía espera que estas reacciones no queden sólo en anuncios, sino también se transformen en acciones concretas. El fortalecimiento de la salud pública ya es ineludible.

1 comentario:

Unknown dijo...

Es que en la administración pública hay una toal impunidad con la inamovilidad que tienen. Muchos chilenos cesantes quisieran estar en su lugar, en cambio ellos paran sus actividades. ¡ Que los demás se jodan!