lunes, 28 de enero de 2013

Raul Castro: el upgrade comunicacional de la UDI


No cabe duda que la campaña de la UDI contra la visita de Raul Castro logró empañarle la estadía al mandatario cubano. Lo que podría haber sido un triunfo de la diplomacia cubana, se vio opacado por una local pero certera controversia que distrajo la atención de los medios de prensa: en momentos que el Presidente Castro asume la presidencia pro témpore de la Cumbre Empresarial de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), es interpelado por la protección en Cuba a los supuestos autores del asesinato del senador Jaime Guzmán. Esta arremetida -conjunto de acciones en el campo político, diplomático, judicial y comunicacional- se hace ante más 61 delegaciones de altos representantes de países de América Latina, Caribe y Comunidad Europea, incluyendo 43 Jefes de Estado, todos con sus respectivas comitivas de asesores, empresarios y diplomáticos. Por algo la siempre correcta canciller de Alemania, Ángela Merkel, evitó saludarle cuando se encontraron cara a cara.

La bien planificada operación comenzó con el anuncio el domingo 20 de enero de la arremetida contra el mandatario cubano, entregando a la prensa nuevos antecedentes proporcionados oportunamente por el ministro Mario Carroza, quién lleva la investigación. Al día siguiente, el diputado Patricio Melero , presidente de la UDI, descartaba pedir la comparecencia del líder cubano ante tribunales chilenos por el crimen de Jaime Guzmán, declaración absolutamente innecesaria, pero que le daba visibilidad a la ofensiva y que paradojalmente hizo de alguna manera recordar la detención de Augusto Pinochet en Londres.

La Unión Demócrata Independiente organizó una manifestación para el día jueves 24 de enero en las afueras de la embajada de Cuba. “La idea es aguarle la fiesta a Castro”, decía el correo electrónico de invitación enviado por la secretaria ejecutiva del partido. Militantes y adherentes UDI aparecieron con carteles congregando a su vez a militantes y adherentes castristas (incluidos miembros del Comité de Solidaridad con Cuba) y generando una sabrosa confrontación para los medios. En forma adicional, el diputado Melero dejó una carta en la entrada de la embajada de Cuba, solicitando información sobre el paradero de los responsables del asesinato del ex senador. En un texto de cuatro páginas firmada por el mismo Melero -pero en nombre de la familia de Guzmán, la UDI, la Fundación Jaime Guzmán, y con el apoyo del Gobierno de Chile- solicita al Presidente Castro que colabore con los tribunales chilenos y ejecute las órdenes de captura internacional emanadas de Interpol desde hace tiempo. Luego, entrega antecedentes adicionales que hacen plausible la versión de que los extremistas se encuentran -ahora o antes- en Cuba en completa impunidad. Como si esto fuera poco, esa misma carta junto a otros antecedentes se distribuyó entre las más de 60 delegaciones asistentes a la CELAC-UE.

La arremetida comunicacional continuó con la publicación de insertos a toda página en los diarios nacionales. Seguramente el 0,01% de los lectores nacionales habrá leído los largos textos, pero todos los asesores de las delegaciones extranjeras indiscutiblemente tuvieron que estudiarlas para informar a sus mandantes. Al mismo tiempo, fue un caramelo delicioso para todos los medios de prensa presentes acreditados para el evento, tanto nacionales como foráneos, instalando un tema adicional en la agenda del evento.

Una guinda de la torta para la UDI fue la reunión bilateral que sostuvieron el sábado 26 los mandatarios de Cuba y Chile. Inicialmente no contemplada en el programa oficial, el Presidente Piñera decidió hacerle un guiño a la tienda gremialista, pidiéndosela a Raúl Castro. En pleno encuentro, sólo con un día de anticipación y con todos los temas relacionados al traspaso de la presidencia pro témpore, al Jefe de Estado caribeño le fue imposible negarse pese a todas las alertas de sus asesores. No obstante, el Presidente Piñera no cumple al detalle el diseño UDI, al no pasarle a Castro la referida carta de Melero, limitándose a entregarle todos los antecedentes de manera verbal y solicitándole tímidamente que colaborara en la investigación del crimen.

Por supuesto que ese pormenor no podía ensombrecer el momento culmine de una estrategia bien planificada, a lo cual al presidente de la UDI no le quedó más que salir a declarar triunfalmente: “Me siento orgulloso por la forma en que el Presidente ha enfrentado este tema. Ha dado un paso significativo en el objetivo de terminar con la impunidad y en la línea de interpelar éticamente al régimen de Castro en el tema de la defensa de los derechos humanos”.

El éxito de esta campaña representa un upgrade comunicacional para la UDI. El resultado plenamente logrado demuestra una profesionalización de la política, a pesar de que aún persisten errores no forzados como el insulso video inicial de Laurence Golborne o la abrupta renuncia de la aficionada ex concejala Carla Ochoa. A su vez, Renovación Nacional sigue en su dinámica ochentera, tratando de influenciar a audiencias del año 2013. Más aún, a partir de marzo, probablemente se integre a la competencia electoral la ex Presidenta Bachelet, la que sin dudas logrará recomponer los mejores equipos comunicacionales del país.

Sin embargo, el verdadero desafío comunicacional que deberá enfrentar la UDI es lograr convencer al electorado real (ese exiguo 40% que optó por votar en las pasadas elecciones municipales) de su real compromiso con la democracia y la justicia. Fueron demasiados años de cooperación, de silencio, de omisión respecto a las violaciones de derechos humanos y a los abusos cometidos en nombre de una “democracia protegida”. Quizás en la época del voto obligatorio, muchos electores no hubieran sido capaces de recordar en noviembre los parlamentarios que ahora votaron en contra de la modificación al sistema binominal. Por el contrario, ese 40% votante, precisamente por su interés cívico y su cercanía a los partidos políticos, lo recordarán perfectamente.

Columna publicada en La Tercera Online y en El Quinto Poder



miércoles, 16 de enero de 2013

Isapres: el peso del lobby en el Congreso

La aprobación de la Ley de Isapres en la Cámara de Diputados generó un gran revuelo, debido al simultáneo rechazo al plan garantizado y al IPC de la salud. “Los diputados de la Concertación le han hecho un gran favor al sistema de Isapres en el día de hoy”, señaló el ministro Mañalich iniciando una guerra de declaraciones. De inmediato, el diputado socialista Juan Luis Castro replicó: “preferimos que sea el próximo Gobierno, que creemos será el de Michelle Bachelet, el que de verdad coloque solidaridad en el sistema privado, el que de verdad termine con estas exclusiones, con esta lógica de legislar para las empresas y no para las personas, y que termine con las utilidades multimillonarias para las Isapres”, olvidando de un plumazo los 20 años de Concertación en que no se hizo nada para mejorar la indefensión de los usuarios de este sistema.

Más de alguien podrá señalar que “no existían las condiciones políticas” en esa época para mejorar el sistema, aludiendo a senadores designados dejados por la dictadura militar. Sin embargo, es necesario recordar que una vez derogados éstos, la ex Presidenta Bachelet tuvo mayoría parlamentaria durante los dos primeros años de su gobierno, la que no supo mantener. No obstante ese período, pareciera que no hubo intención de aprovecharlo para realizar estas reformas, incorporadas en todo discurso político pero permanentemente pendientes.

A su vez, la ministra Secretaria General de Gobierno concluía el día de ayer declarando: “La Concertación le ha dado la espalda a los pacientes y a los trabajadores para beneficiar a las Isapres. Este rechazo es incomprensible, porque los parlamentarios de la oposición votaron en contra el corazón de esta ley, que permitía que no se discrimine por edad ni por sexo, y que no se le cierren las puertas a quienes tienen enfermedades preexistentes”. Sí, porque la votación de los honorables diputados sorprende por hacer caso omiso de los 30 fallos de la Corte Suprema que determinaron que las Isapres no pueden aumentar unilateralmente los planes de salud. Y en un contexto en que las Isapres alcanzan cifras récord de ganancia, la mantención del statu quo sólo perjudica a los chilenos.

Y es que en una primera lectura, se podría interpretar que la votación de los diputados de oposición corresponde al rechazo de todo proyecto de gobierno. Quizás envalentonados por las cifras de la última encuesta CEP, se deduciría que la oposición decidió negarle la sal y el agua a este gobierno que cuenta con los más altos índices de desaprobación ciudadana de la historia. Lo hizo con el veto a la designación del ministro Muñoz para la Corte Suprema, con el rechazo de la aplicación de la Ley Antiterrorista en La Araucanía y desde ya critican la urgencia de la Ley de Encapuchados, como lo anticipa el diputado Fuad Chahín.

Sin embargo, en un segundo análisis que integre el contexto político nacional actual, la explicación al rechazo del IPC de la Salud y al Plan Garantizado puede darse quizás desde otra lectura. Gracias a la implementación del voto voluntario y Ley de Primarias, por primera vez se establece un entorno de competencia, real e impredecible. Como primer elemento de incertidumbre, la abstención electoral del 60% en las Municipales 2012 inhabilita cualquier cálculo electoral de partidos políticos. En segundo término, la existencia de primarias -por primera vez verdaderas, competitivas y con campañas financiadas exclusivamente con aportes privados- obligan más que nunca a nuestros honorables a pasar el platillo desde ya. En un año en que se visualiza una competencia a muerte, las contribuciones de empresas privadas para financiar campañas se hacen más necesarias que nunca.

Y es que La Moneda, en una ingenuidad legislativa supina, dejó una gran mayoría de proyectos emblemáticos para su último año de gobierno. Sin mayoría parlamentaria -y con oposición muchas veces desde sus propias filas-, pensó que este año sería el momento ideal para remachar sus proyectos de ley emblemáticos, ya que cada parlamentario estaría concentrado en su propia reelección. Olvidó que poderoso señor es Don Dinero y hoy más que nunca, la búsqueda de aportes de empresas privadas resulta fundamental para cada honorable que aspira a su reelección. Y algo hay que ofrecer a cambio…

Por lo tanto, esa rapidez legislativa que esperaba el Ejecutivo, no se dio. Y es que hoy los legisladores, conscientes de un mayor control ciudadano, no votan contra las iniciativas legales, sino que los dilatan, entorpecen o traban, esperando que se diluyan con el tiempo. Esa fue la estrategia de la bancada UDI con la postergación de la votación de la Ley Antitabacos, que ya contaba con el apoyo de la oposición. Y así lo hizo a su vez ésta respecto a la aprobación de la nueva Ley de Isapres, pero eliminando el Plan Garantizado y del IPC de la Salud y convirtiéndola en una mera declaración lírica. ¿Resolvían el problema de los reajustes unilaterales? Probable que no, más aún con las actuales integraciones verticales de Isapres y prestadores de servicios, pero precisamente el Congreso era el lugar para discutirlo. ¿Cuántos proyectos de ley duermen envidiablemente sin ninguna esperanza de convertirse en norma, manteniendo un statu quo injusto y perjudicial para los chilenos?


Y es que hasta ahora ha habido por parte de nuestros legisladores un franco rechazo -disfrazado bajo una ya instalada, conocida y aceptada desidia- a legislar sobre la relación entre dinero y política. Tal como lo describe el abogado Renato Garín en su investigación “Cómo y por qué el lobby no está regulado en Chile”y publicada por Ciper Chile, sistemáticamente se ha entorpecido, postergado, diluido la regulación del lobby. Lo peor de todo es que no existe ninguna voluntad política de regularlo, independiente de todas las gárgaras hechas en tanto discurso escuchado desde el retorno a la democracia. Y hay que tenerlo claro: ¿Quién financia el lobby? Lo paga Moya…es decir, lo pagamos todos nosotros…

Columna publicada en La Tercera Online, El Quinto Poder, El Mostrador



viernes, 4 de enero de 2013

CEP: Por donde pecas, pagas

Indudablemente la gran vencedora de la última encuesta CEP fue la ex Presidenta Bachelet. Desde Nueva York, en un mutismo absoluto y con solo esporádicas visitas -exclusivamente privadas- a nuestro país, sin declaraciones a medios ni contactos con partidarios, logra un 54% en intención de voto, seguida muy a lo lejos por su siguiente contendor, Laurence Golborne (11%).

Doble mérito, si se toma en cuenta que ella lo consigue sin la ayuda de los dos puntales de su gobierno: Andrés Velasco, ex ministro de Hacienda durante los cuatro años de mandato y  futuro contendor en las primarias concertacionistas; y Juan Carvajal, ex director de la Secretaría de Comunicaciones por el mismo período, el hombre que logró que Bachelet terminara su período con un histórico 84% de popularidad a pesar de bajos índices de crecimiento económico de su gobierno, también en un ya habitual contexto de crisis económica internacional (2006: 4,6%; 2007: 4,7%; 2008: 3,7% y 2009: -1,7%; Cifras OECD) .

El que la ex mandataria logre desde el extranjero “aparecer en una posición de privilegio” demuestra una gran capacidad comunicacional masiva, sobresaliente para una médico cirujano, -o al menos, un gran instinto en confiar en sus asesores-, habilidades de las que demuestra carecer por completo el Presidente Piñera en su porfía por mantener a un grupo de aficionados como asesores comunicacionales. Su equipo no sólo obtuvo récords en cuanto a desaprobación ciudadana de un mandatario, sino que nunca fue capaz de conectarse con audiencias femeninas, juveniles o de regiones y  que nunca logró mostrar al mandatario como alguien confiable, cercano, firme y hábil, como se desprende de la última encuesta CEP. Que el 51% de la población desapruebe la forma como Sebastián Piñera está conduciendo su gobierno convierte en modesto el 31% de aprobación. Ni siquiera logra convencer de las grandes fortalezas de esta administración, al reflejar exiguos 28% de aprobación en manejo económico y en  empleo. 

Pero también el equipo comunicacional de La Moneda fracasó al lograr que indicadores de gestión como crecimiento económico (2010: 6,1%; 2011: 6,0%; Banco Mundial y proyecciones 2012: 5,5%); tasas de desocupación (en trimestre móvil sep-nov 2012: 6,2%); crecimiento por tercer año consecutivo de masa salarial en 2012; la más alta tasa de participación laboral femenina de la historia (47,8%); decisión de Standard and Poor’s de mejorar clasificación de riesgo soberano de Chile; o proyectos sociales como ampliación postnatal a seis meses; eliminación del 7% de cotización salud para pensionados; eliminación de listas de espera de enfermedades Auge; bono Bodas de Oro; reducción brechas socioeconómicas Simce o creación Sernac Financiero;  no sean valorados por la opinión pública y al día de hoy valgan champignon… ¿O acaso la evaluación ciudadana era mucho peor y mejoró gracias al área comunicacional de Gobierno? Los asesores del Presidente fallaron - error de alumno de 4º Medio de colegio particular- al intentar construir el relato unidimensional de un gobierno basado exclusivamente en el crecimiento económico en un contexto de tanta desigualdad. Obviamente, el mensaje no llegó á a la audiencia ni provocó el efecto deseado, sino lo único que hizo fue preparar el ambiente para el próximo que sí sepa empatizar con la ciudadanía a través de su discurso…

¿Pero qué otros efectos provocará la encuesta CEP?

De partida, para la ex Presidenta Bachelet, la confirmación de su posición de privilegio, lo que le abre grandes oportunidades para imponerse por sobre los partidos políticos opositores, envueltos en pugnas de poderes y empeñados en robustecer sus áreas de influencia. Pero además le significa un inmejorable punto de partida para recaudar fondos para su campaña, en especial con un empresariado que resiente la gestión del Presidente Piñera por considerar que atenta contra privilegios adquiridos y que prefiere mil veces los gobiernos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. Y por supuesto que el tema recursos económicos resulta relevante para la candidata, después de una ausencia de más de dos años en Chile y del débil cometido de la Fundación Dialoga en cuanto a lograr financiamiento para sus propios proyectos.

Para la Concertación, un tarjetazo a lo Bolocco en sus épocas de gloria, reprendiéndolos por las pugnas internas y exigiéndoles una pronta solución al conflicto DC-PC. Con el 50% de desaprobación ciudadana, la Oposición no tiene mucho margen para exigencias desmedidas y sólo queda bajar la cabeza…  

Para el Gobierno, el reconocer que su estrategia de minimizar la construcción de intangibles y relegar a un segundo plano todos los aspectos comunicacionales, le significó convertirse en un breve paréntesis entre dos gobiernos de Bachelet. Los indicadores de gestión -que en la empresa privada hubieran hecho babear a los directivos- poco importan a la ciudadanía ante atractivos cantos de sirena... Pero además ante cifras de aprobación ciudadana tan paupérrima, la administración Piñera deberá asumir el inicio de su período de pato cojo y la importante pérdida de influencia sobre los partidos oficialistas .

Para la Coalición para el Cambio -¿todavía incluye a ChilePrimero?- y sus precandidatos, significa una readecuación de su discurso al tener poco que perder y mucho que ganar. Si el compromiso de Golborne y Allamand era de no atacar al Gobierno, estas pobres cifras de aprobación ciudadana sólo incitan a desligarse de un discurso diseñado por ideológos de Gobierno, pomposo y poco efectivo.

Por último, para la ciudadanía comienza un difícil período, en que deberá definir qué quiere para su futuro. ¿Empáticas promesas que muchas veces no serán cumplidas -después de 20 años de Concertación, Chile siguió siendo uno de los países con mayor desigualdad en ingresos- o la antipática, persistente y sistemática incapacidad de la derecha de conectarse con la ciudadanía? Los ciudadanos deberemos decidir. 

Columna de opinión publica en La Tercera Online y en el Diario El Nortino