lunes, 24 de agosto de 2009


Los momentos de desaceleración económica siempre resultan una buena ocasión para que las organizaciones revisen la valoración que hacen sus audiencias internas de los activos intangibles, tanto respecto a su conocimiento, al uso, como a la relación con el entorno. Esto permite consolidar su efectividad en la estructura operativa, optimizando los resultados y fortaleciendo la reputación corporativa.

El Capital Intelectual está conformado por el Capital Humano, el Capital Relacional y el Capital Estructural y constituye un activo intangible, generalmente no contemplado por la contabilidad tradicional. Aún cuando en este último tiempo han surgido nuevos modelos para valorizarlos, todavía resulta difícil establecer reglas que permitan su medición y posterior control.

El Capital Humano es uno de los factores determinantes en el éxito de una organización. Su desarrollo e integración en la gestión productiva permite generar elementos diferenciadores que se constituyen como ventajas competitivas. Comprende las competencias - conocimientos, habilidades y actitudes- de los colaboradores, su capacidad de innovación, su aptitud de aprendizaje y sus valores. De ahí la importancia de las políticas de captación, retención y fidelización del Capital Humano y de un eficaz y eficiente sistema de medición de desempeños dentro de las organizaciones.

Se desarrolla mediante la capacitación, el entrenamiento y la experiencia, facilitando la necesaria adecuación a estos cambiantes tiempos. Como un factor productivo relevante, debe trabajar eficazmente en los nuevos logros que imponen los cambios del entorno laboral. Ya no basta el capital, la tecnología o la información, sino que además se requiere una gestión acertada de los colaboradores.

Según Gary Becker, Premio Nobel de Economía en 1992 por incluir en el análisis macroeconómico a un mayor rango de comportamientos humanos, sostiene que el Capital Humano constituye el mayor tesoro de las sociedades del conocimiento, que incluye competencias, salud, hábitos de trabajo y creación, difusión y utilización del saber.

El Capital Relacional comprende todas las formas de relación entre la organización y los diferentes stakeholders o grupos de interés, que se forman a través del conjunto de sus interacciones. Dentro de ellas, se encuentra el Marketing Relacional, dirigido a captar nuevos consumidores finales o a fidelizar clientes habituales. El e-marketing utiliza herramientas como los call centers, data mining, telemaketing, chat rooms, segmentación, etc. Permiten además determinar el valor futuro o presente de las acciones comunicacionales, mediante su registro, control y análisis.

El Capital Estructural corresponde a la organización, independiente de las personas que la componen. Se presenta en la calidad de su conocimiento y es fundamental para la mejora continua de la eficiencia organizacional.

Comprenden los sistemas de comunicación e información, organigramas, manuales y procedimientos laborales, bases de datos, procedimientos, usos tecnológicos y prototipos en desarrollo. Su protección incluye todas las barreras que sean necesarias para impedir que esta información acceda a terceros.

Por último, el registro, medición y control del Capital Intelectual -humano, relacional y estructural- constituyen funciones indispensables para definir la identidad corporativa de una organización, que le agregan valor en forma importante.

Andrés Jirón Santandreu
Gerente General


1 comentario:

Unknown dijo...

Estos intangibles son difíciles de incorporar en la contabilidad, ya que se basan en percepciones muy subjetivas.