martes, 6 de enero de 2009

¡ No más apernados !

Parto este año con un mea culpa, en que asumo y reconozco mi actitud contemplativa ante la actual crisis de falta de representatividad de la política chilena. He caído en la misma conducta que tanto critico: mucho discurso y pocos hechos concretos. Como tantos chilenos, me he limitado a criticar el giro de la política, sin aportar soluciones. Por eso, ahora que los partidos políticos comienzan la negociación de sus plantillas parlamentarias, he querido aportar mi grano de arena.

El año pasado vimos que la política fue capturada por los partidos políticos. “So what?”, podría preguntarse alguien: su falta de representatividad. Tal cómo se cuestiona Eduardo Soto Bojanic en posteo publicado el 28 de diciembre, Fenómenos políticos previos a elecciones y responsabilidad cívica, “¿porqué culpamos a los políticos si nosotros los elegimos?” En efecto, tienen nuestros votos, pero no participamos en su designación. Son nombres impuestos por los partidos políticos – buscando una auto perpetuación-, y ante eso, sólo nos queda votar por el la persona designada por la coalición que nos despierta mayor simpatía –o menor antipatía-.

Con índices de participación cada vez menores (5 millones de chilenos han optado por no participar) y con niveles de aprobación que apenas llegan al 20%, las coaliciones políticas se han percatado de la escasa adhesión, y de su frágil subsistencia gracias a un sistema electoral (binominal + voto obligatorio) que ha creado un mercado cautivo. Ante eso, han privilegiado sus intereses por sobre los de la ciudadanía y han sido de una agilidad asombrosa para reajustar sus propias remuneraciones, hacer valer sus privilegios o proponer compatibilidades del rol de ministro y parlamentario. En cambio, durante años hemos escuchado sus permanentes discursos sin ver soluciones reales: la todavía no resuelta inscripción automática y voto voluntario, término del sistema binominal, límite a las reelecciones, designación de un Defensor de Personas, elección de los CORES por la ciudadanía, primarias en partidos políticos, regulación del lobby, fideicomiso ciego, apoyo a las pymes, soluciones educacionales y tantos otros temas en que no pasa absolutamente ná….

En una interesante columna publicada el 18 de Diciembre, Daniel Brieba expone la gravedad de la crisis de la política chilena, planteando dos posibles soluciones:
1) Creación de nuevos partidos que rompan el duopolio Concertación/Alianza. Posibilidad remota ante el amparo que les entrega la combinación de binominal + voto obligatorio, que logra que los cupos se repartan entre las dos grandes coaliciones. Por eso, se niegan a cambiar de sistema electoral ante el temor de diluir sus casi seguras participaciones electorales.

2) Que los partidos ya existentes se renueven generacional y programáticamente desde adentro. Fuimos testigos de conatos independentistas en ambos conglomerados. Fue un buen “primer intento”, pero no prosperó por la férrea oposición de las sempiternas clases dirigentes.

Una vez más, los acuerdos se toman entre las clases dirigentes, sin siquiera integrar a la ciudadanía en mecanismos tan elementales como las primarias en los partidos. Así fueron nombrados los candidatos a alcaldes y concejales para las municipales y así se designarán los candidatos a parlamentarios para su período de (re) elecciones. Designación a dedo, o en el mejor de los casos, según encuestas. Consuela saber que este año, los partidos se tendrán que volcar hacia nosotros, los votantes, esa inmensa mayoría que no se identifica con ninguno de los conglomerados, y es más aún, los desaprueba rotundamente. Pero será con la política de los hechos consumados, con candidatos presidenciales y parlamentarios ya nombrados por acuerdos cupulares, confiados en la incondicionalidad de un padrón electoral antiguo, todavía regido en su ADN por la añeja sensibilidad del SI y el NO. Está claro que con este proceso electoral chileno, Obama no hubiera llegado a la presidencia y tendríamos a Hillary como presidenta electa de EE.UU.

¿De qué manera la ciudadanía puede hacerse presente y recuperar su calidad de mandante? Porque en teoría –no en la práctica- somos nosotros quienes elegimos a nuestro presidente(a), parlamentarios(as), alcaldes(as) y concejales(as) para que nos representen. ¿Qué hacer para empoderar a la ciudadanía? ¿Cómo vencemos esta captura de la política por parte de las cúpulas directivas de los partidos? Pienso que la fórmula está en la segunda opción planteada en la columna de Brieba: “que los partidos existentes se renueven generacional y programáticamente desde adentro”. ¿Cómo?, preguntará más de algún escéptico. La clave la tenemos en las próximas elecciones parlamentarias. Además de querer ganar la elección presidencial, la Alianza y la Concertación tratarán de reforzar sus bancadas parlamentarias para potenciar al máximo los roles de Gobierno/oposición, ya que el apoyo –u obstaculización- del Congreso será vital para el próximo Gobierno.

Si la ciudadanía explicita formalmente su decisión de no votar por quien ya haya cumplido dos períodos en su cargo, los partidos se verán obligados a renovar sus planteles, o bien, a asumir los costos de mantener a los apernados de siempre. Pero que quede claro: este año no les será gratis. Con mi humilde voto no cuenten para seguir apernando gente. Prefiero anularlo o simplemente votar por un candidato nuevo, aunque sea del conglomerado contrario. Privilegio renovar la política por sobre mi identificación con una coalición. Ante la estrategia de los hechos consumados, me sumo a ella. Por eso, este mensaje será un llamado de atención a los partidos políticos. Queremos una democracia participativa, que incluya a la ciudadanía desde la génesis de los nombramientos a través de primarias.

Para esto, para recuperar nuestro status de ciudadanos, empoderarnos de nuevo, hacer escuchar nuestra voz, hacer cumplir la promesa de una democracia participativa, creamos un grupo abierto en Facebook, en el que se pueden adherir todos quienes estén aburridos de no sentirse representados por la política, cansados de seguir escuchando los mismos discursos sin ver resultados concretos, desilusionados de la falta de sintonía de las dirigencias con los intereses ciudadanos. En definitiva, los invitamos a formar un grupo que permita expresar nuestra opinión y que reúna a todos los chilenos que quieran ponerle fin a la captura de la política nacional : ¡No más apernados!.

Se trata de un grupo transversal, dirigido a todos los partidos políticos. No buscamos reemplazarlos ni inmiscuirnos en sus decisiones, sino sólo que nos tomen en cuenta y que comprendan nuestros intereses. Nos basta sólo con existir y congregar a la mayor cantidad de gente posible. Se agradece desde ya la difusión de este grupo porque se requieren instancias de participación ciudadana en que podamos expresar nuestro descontento.

Artículo publicado en sitio www.politicastereo.tv

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