martes, 27 de enero de 2009

El poder de la imagen

Meteórica ha sido la carrera política de Barack Obama. En apenas diez años, logró convertirse en Senador de Illinois, vencer a la maquinaria política del Partido Demócrata y ser nombrado candidato presidencial, ser elegido Presidente de los Estados Unidos con una amplia mayoría y asumir el cargo con altos índices de popularidad. ¿Cómo logró hacer esta vertiginosa carrera?

Con una audiencia de 37,8 millones de televidentes, el juramento del Presidente Obama ha sido uno de los programas más vistos, logrando más de 35.000 notas en los principales periódicos, cadenas de TV y radioemisoras. Su campaña, elección y llegada a la Casa Blanca acumuló 717 mil menciones en prensa, TV y radio en el mundo y 254 millones en Internet. Dos millones de personas presenciaron la ceremonia de cambio de mando frente al Capitolio, sede del Congreso estadounidense.

Además, un 79% de los norteamericanos se siente optimista con sus próximos cuatro años de gobierno. Su esposa Michelle goza de un 46% de popularidad, la cifra más alta que una primera dama haya tenido en los últimos 30 años. Las cifras de aprobación de ambos se deben a mucho más que un simple encanto personal.

El Presidente de los Estados Unidos saltó a la luz pública en julio de 2004, con el discurso de apertura en la Convención Nacional Demócrata anual. Recién a fines de ese año, fue elegido Senador por Illinois. El 10 de febrero de 2007 anunció su candidatura a la presidencia de los Estados Unidos y el 29 de agosto de 2008 se convirtió en el nominado del Partido Demócrata, contra todos los pronósticos que favorecían a Hillary Clinton. En las elecciones generales del 4 de noviembre de 2008, se convirtió en Presidente electo después de vencer al candidato presidencial republicano John Mc Cain y tomó posesión de sus funciones como 44º presidente el 20 de enero de 2009.

Para una trayectoria tan meteórica, se requiere la combinación de muchos factores de éxito, tanto de un sólido proyecto político como del desarrollo de una gran cantidad de habilidades blandas: liderazgo, imagen personal, comunicación, relaciones interpersonales, trabajo en equipo, capacidad de negociación, control del stress, persuasión, etc.
Sin minimizar el contenido de su programa de gobierno, ese mismo proyecto político en manos de otro candidato hubiera tenido un éxito bastante menor. Obama reúne la combinación perfecta para el éxito: contenido + delivery. Sin un buen contenido, lo más probable es que el encanto personal se desvanezca al cabo de algunas semanas y sin un buen delivery (formato), un excelente programa de gobierno puede ganar las elecciones, pero sin involucrar ni comprometer a tantos ciudadanos.

El Presidente Obama se ha destacado sobre todo por una extraordinaria capacidad comunicacional. Desde sus inicios, sin contar todavía con sus actuales asesores, logró diferenciarse de sus competidores e impactar a las audiencias. Siempre ha tenido la gran habilidad de poder interpretar los valores e intereses del electorado, incorporándolos en su discurso. De esta manera, logra una mayor comunicación con la gente, y como consecuencia, la gente confía en él, buscando fórmulas que permitan identificarse con él. La gran mayoría de las personas quisiera ser como él. En Chile, hemos sido testigos de una “obamanía” en la clase política, que ha buscado supuestos parecidos a toda costa, aún a riesgo de caer en el ridículo.

Sus principales herramientas son su potente oratoria, su discurso social, su sonrisa contagiosa, su credibilidad y facilidad para conquistar al electorado, que cruzando las líneas ideológicas de raza y de clase, unen a los electores en una sola voluntad. En un país con una gran tradición de oratoria, en que algunos discursos han cambiado la historia de la nación, motivando y movilizando a la población y convirtiéndose en referentes para las generaciones futuras, un nuevo orador ingresa a la historia.

Al discurso del presidente Abraham Lincoln en Gettysburg , la alocución inaugural del presidente John F. Kennedy (video en inglés), el discurso de Martin Luther King, “esta noche tuve un sueño”;y el discurso de Steven Jobs en la ceremonia de graduación de la Universidad de Stanford en el año 2005-, se agregan los discursos del presidente Obama: el primer discurso como presidente, el 20 de enero de 2009 (video en ingles); el discurso dado el 18 de enero, dos días antes de su asunción presidencial, frente al Lincoln Memorial , donde Martin Luther King hizo su célebre discurso; el discurso de Chicago, tras conocer su victoria en las elecciones el 5 de noviembre de 2008 años atrás; el histórico discurso en Denver el 29 de agosto de 2008 en que acepta la candidatura del Partido Demócrata a Presidente del país (video en inglés); su discurso en Filadelfia sobre el racismo el 18 marzo 2008 (video en inglés); y el discurso que lo impulsó a la fama del 27 de julio de 2004, en la apertura de la Convención Nacional Demócrata de ese año (video en inglés).

En sus discursos, el Presidente Obama recurre a frases completas, incluyendo y reforzando algunas palabras claves dentro de cada párrafo a través de la gesticulación, énfasis, tono y uso de silencios. Generalmente su lenguaje es directo, común, de uso cotidiano, pero en sus intencionales frases para el bronce combina magistralmente una retórica poética con una comprensión sublime de los significados: “Hemos escogido la esperanza sobre el miedo, la unidad sobre el conflicto y la discordia”, señalaba en su discurso inaugural, además de su ya famoso “Yes, we can”.

Su voz firme y clara lo ayuda a potenciar sus mensajes, con un ritmo musical apenas imperceptible. Los mismos discursos expuestos por Hillary Clinton o John Mc Cain hubieran sonado distintos. Su entrenamiento como abogado le entrega una excelente capacidad de argumentación, en especial cuando se trata de denunciar situaciones aceptadas por el establishment.

Su contenido es aglutinador y logra captar los intereses de sus audiencias e incorporarlos en sus discursos, haciéndolos reflexionar. Un discurso de reconstrucción nacional, no explicitado, se desprende de su mensaje de volver a los orígenes históricos de la democracia en EE.UU.
Fue capaz de aumentar el padrón electoral, producto de una campaña exitosa, dirigida en forma específica a los segmentos que antes no votaban. Comprendió la indignación del norteamericano medio con la situación económica y con la incursión de EEUU en Afganistán, más aún después de comprobarse que no existían las armas de destrucción masiva.
Su historia es tan particular, que a pesar de haberla narrado en sus principales discursos, no aburre. Aristóteles explicaba que el hombre además de ser racional, obedece también a las emociones. En consecuencia, para persuadir, un discurso debe apelar simultáneamente a tres dimensiones distintas en su audiencia: un argumento nos convence cuando sus premisas nos parecen racionales y lógicas (logos), cuando quien nos lo dice nos merece confianza (ethos) y cuando el argumento apela también a nuestras emociones (pathos). El hecho de que Obama incorpore aspectos emocionales en su historia, momentos de esfuerzo, de duda, de superación, nos hace desear escucharla una vez más. Además, el corto tiempo que lleva expuesto a la opinión pública, hace que todo sea novedad, como un símbolo de renovación, no sólo política, sino también social.

Desde un análisis comunicacional técnico, además de su gran capacidad de oratoria, destaca en él su extraordinaria habilidad para intervenir con precisión uno de los elemento de la comunicación: la simbología. Cumpliendo con el viejo adagio “una imagen vale más que mil palabras”, se encarga de ejecutar la acción comunicacional exacta, la que inmediatamente será amplificada por la cobertura de la prensa mundial, asegurándose la recepción de sus mensajes en todo el mundo. Con esto, logra potenciar al máximo su imagen, instalando en los distintos públicos los atributos deseados y cautivando no solamente a la audiencia norteamericana, sino también a la mundial.

La estrategia comunicacional presente en el proceso preelectoral, sin duda alguna, ha sido una de las más efectivas de la historia política mundial. Después del 5 de noviembre de 2008, una vez conocido su triunfo electoral, se diseñó una nueva estrategia política tendiente, ya no a captar votos, sino a construir un ambiente de cooperación, apoyo e involucramiento que permita la implementación de las profundas y quizás dolorosas medidas requeridas para superar la crisis económica, recuperar el liderazgo mundial y reconstruir la confianza del pueblo estadounidense en su Gobierno.

Durante el período de transición, algunos de los atributos incorporados o reforzados en la comunicación estratégica del nuevo mandatario, fueron los siguientes:
  1. Factor racial
  2. Juventud
  3. Accesibilidad
  4. Solidaridad
  5. Política 2.0
  6. Efectividad
Los desafíos que se le presentan al Presidente Obama son muchos: reforma de la salud, dependencia energética, energía limpia, reconstrucción del sistema bancario, reforma a la inmigración, retorno del Medio Oriente de las tropas militares, cambio climático, reconstrucción de la imagen del país, etc. Será vital para él poder contar con la colaboración de todos y cada uno de los estadounidenses. Con esa extraordinaria capacidad comunicacional, seguro que lo logra…
Andrés Jirón Santandreu
Gerente Comercial
DB Group
www. dbgroup.cl

Artículo publicado en sitios web http://www.gestcom.cl/ y http://www.dbgroup.cl/

1 comentario:

Kika dijo...

Excelente texto, en especial respecto a la capacidad comunicacional de Obama.
Coincido en que él tuvo una extraordinaria capacidad para interpretar lo que querían sus electores.
A pesar de que le ha tocado una etapa diicil, fue nombrado como el politico mas querido a nivel mundial. ¡Todo un logro a estas alturas!