sábado, 27 de diciembre de 2008

Semana corrida

Los auspiciosos anuncios de la Ministra Serrano sobre la creación de espacios de cooperación entre empresariado y trabajadores presentan su primer desafío: la ley de la semana corrida.

Para conciliar intereses, ella se ha reunido con los presidentes de la CUT y de la CPC, Arturo Martínez y Felipe Guilisasti. Sin embargo, los cesantes, eternos ausentes en estos debates laborales, nuevamente no estarán representados por su falta de asociatividad.

Constituyen por definición un grupo fugaz del que todos quieren salir, conformado por un conjunto de individualidades transitorias, aisladas y reacias a una permanencia que posibilite la organización de sus intereses. Una supuesta situación “provisoria” que tiende a perpetuarse por los efectos perversos de nuestra legislación laboral, al impulsar la disminución de los contratos indefinidos.

La entrada en vigencia de esta ley plantea distintas posiciones: La CUT con su rechazo a cualquier intento de modificación, anunciando posibles movilizaciones, y los empresarios con eventuales reducciones de personal ante el aumento de costos en los contratos existentes.

Los chilenos hemos comprobado que grupos de presión bien organizados hacen primar sus intereses por sobre los intereses nacionales. En esta pugna de poder es evidente que la CUT y la CPC defenderán sus intereses gremiales, pero no representarán las urgencias de los más de 500.000 cesantes.

Los cesantes debieran ser los principales beneficiarios, pero no estarán representados en este debate laboral. Como siempre, deberán acatar decisiones acordadas por otros grupos de poder que privilegian intereses empresariales y sindicales.

Pero los cesantes siempre tendrán el consuelo de continuar presentes en todos los discursos políticos.

Andrés Jirón Santandreu

Carta publicada en La Tecera el 27-12-08.

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