lunes, 30 de junio de 2014

Un salario mínimo ilegítimo

La tradicional negociación de todos los años sobre la fijación del salario mínimo entre Ministerio de Hacienda y Central Unitaria de Trabajadores (CUT), adolece del mismo y permanente vicio de ilegitimidad. En efecto, sin perjuicio de la importancia que representa este ritual anual para tantos trabajadores de menores ingresos, son demasiados los legítimos interlocutores que cada año quedan excluidos de participar en esta transacción.

En esta oportunidad, la discusión del reajuste del salario fue monopolizada por el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, y la presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, excluyendo arbitrariamente a todos los demás actores en el debate. Una vez más, el gobierno de turno y la multisindical se arrogan la representación de todos los chilenos, descalificando la participación de otras organizaciones de trabajadores, de las pymes, de las grandes empresas y del sector público en un debate que les afecta directamente.

Después de tan sólo dos reuniones, en que participaron también los actuales ministros de Hacienda y del Trabajo, Alberto Arenas y Javiera Blanco, la presidenta de la CUT declara “estamos en un camino de acercamiento de un 60%-70% en materia de cifra. Por razones lógicas, hasta no discutirlo con nuestra estructura que es el Consejo Nacional de la CUT, no vamos dar a conocer públicamente estas cifras”. Las negociaciones se reanudarán este lunes a las 18:00 horas, introduciéndose la novedad de negociar un salario mínimo plurianual, una vez retorne el ministro Arenas de EE.UU.

Y si bien es cierto que la Central Única de Trabajadores representa a una gran cantidad de trabajadores (501.916 trabajadores y 1.889 sindicatos, según Colegio Electoral de la CUT en  elecciones internas de 2012), son más de 300 mil los trabajadores que están afiliados a otras organizaciones como la Central Autónoma de Trabajadores (CAT) y la Unión de Trabajadores de Chile (UNT) y que quedan excluidos olímpicamente de esta negociación.

Sin perjuicio de esto, son muchos los trabajadores chilenos que no son miembros de un sindicato,  y que por lo tanto no tienen ninguna posibilidad de ser representados ante las autoridades de nuestra nación. Con una de las tasas de sindicalización más baja entre los países de la OCDE (16, 6% en 2012 según Compendio de Series Estadísticas de la Dirección del Trabajo), y con varias organizaciones multisindicales coexistentes, resulta inexplicable el privilegio que otorga el gobierno de turno a la CUT, al excluirlas de la negociación.

Tampoco están invitadas las Pymes a la transacción, a pesar de que las afecta directamente. Según señala la Presidenta Bachelet en su Mensaje Presidencial del 21 de Mayo de 2014 (Capítulo “Una agenda de Productividad, Innovación y Crecimiento”, página 13), las Pymes “generan en torno al 66 por ciento del empleo en nuestro país, y debemos fortalecer su contribución al crecimiento”. Sin embargo, esta buena intención parece que no logra materializarse ni siquiera a través de una invitación a éstas a participar en un tema tan trascendental como es la fijación del salario mínimo. A pesar de que existen 859.359 Mipymes, que representan el 98,7% de las empresas (según cifras SOFOFA) que entregan dos tercios de los puestos laborales, además de todas las ocupaciones informales, los gobiernos de turno han preferido excluirlas de la negociación sobre el ingreso mínimo. Organizaciones como Conapyme, Conupia, Pymes de Chile o Asech,  han sido sistemáticamente excluidas de estas reuniones, a pesar de la alta representatividad que tienen.

¿Para qué hablar de los trabajadores cesantes?: En un segmento en que todos tratan de salir lo antes posible, este propósito de transitoriedad logra desvirtuar cualquier intento de representatividad. Por supuesto que han sido excluidos por todos los gobiernos de turno en un tema de tanta importancia nacional. Con la reciente tasa de desempleo de 6,4%, la fijación del salario mínimo cobra mayor importancia que nunca.


Es por esto, ante la deliberada omisión de tanto actor involucrado en la fijación del ingreso mínimo, cualquier resultado al que lleguen el ministro Arenas y Bárbara Figueroa, adolecerá de un vicio de origen: falta de legitimidad por exclusión. Sin embargo, ésta no impedirá la construcción de bonitos discursos que representarán sólo a una parte de los trabajadores sindicalizados, con un debate en que sistemática y arbitrariamente son marginados la gran mayoría de actores involucrados. 

No hay comentarios: