viernes, 16 de octubre de 2009

El liderazgo de Bielsa


La exitosa campaña del equipo chileno en las clasificatorias del Mundial, comprueban el exitoso liderazgo de Marcelo Bielsa, instalando nuevos estándares de gestión estratégica del capital humano en nuestro país.


La extraordinaria profundidad del diagnóstico del entrenador demuestra su gran capacidad para teorizar y desarrollar teorías. Con un impresionante sustento teórico, es capaz de llevarlo a la realidad y de aplicarlo en la práctica. Sus múltiples y diferentes estrategias quedan instaladas en los jugadores antes del partido y, durante el transcurso del juego, éstos la van aplicando y haciendo suya.


No resulta fácil alinear a estos once colaboradores en la cancha, más los reemplazos, tras el objetivo común: ganar el partido. Los egos individuales, los lucimientos personales y los esfuerzos estériles van dando lugar a un esfuerzo colectivo, a una sinergia que hace que el resultado final sea mucho más que la suma de todos los esfuerzos individuales.


Sus intervenciones en el equipo son puntuales, específicas y muchas veces, casi imperceptibles. Basadas en certeros diagnósticos, a través de grandes explicaciones o breves comentarios, logra cambiar formas de actuar y pensar. Para esto, selecciona y utiliza evidencias precisas, concisas e irrefutables, las que producen un efecto en sus interlocutores.


Trabajador, perfeccionista y minucioso, logra a través de pequeños detalles motivar conductas positivas, corregir comportamientos negativos y reforzar objetivos colectivos. De esa manera, consolidó una cultura organizacional en que prima la transpiración por sobre la inspiración. Adiós a los lucimientos personales, esporádicos y poco confiables de los jugadores, siendo reemplazados por un espíritu colectivo, sólido y contundente.


Tras largas horas de estudio y reflexión, descubre y selecciona los argumentos para provocar los cambios deseados en los comportamientos de su equipo. Conocedor de las claves que consolidan o destruyen una cultura corporativa, la ha ido esculpiendo con precisión, incentivando las mejores prácticas y desterrando las actuaciones dañinas.


Siendo un excelente estratega, logra provocar las tensiones necesarias para provocar cambios y las administra extraordinariamente bien. Sin temor a derribar paradigmas, sistematiza procesos y diseña procesos, como cualquier gerente de área. Se concentra en el qué y en el cómo, privilegiando el aprendizaje de largo plazo por sobre resultados inmediatos. Sin éste, el cambio resulta insostenible en el tiempo.


Rentabiliza cada derrota, sacándole el máximo de provecho para el equipo, los jugadores y él. Reconoce el valor de las derrotas, minimizando los éxitos, de manera de reforzar el proceso de cambio de mentalidad. Contrario a los exitismos precarios, optó por un camino lento, profundo y seguro. De una manera seria y profesional, cambió el liderazgo de muchos entrenadores y de más de algún ejecutivo chileno.


Artículo publicado en blog de http://www.gestcom.cl/

1 comentario:

Unknown dijo...

El liderazgo no es automático; se contruye con tiempo y dedicación y en especial logrando la credibilidad de los liderados, en este caso, los jugadores.