lunes, 4 de abril de 2011

JVR: La gran falencia del Presidente Piñera


Muchos chilenos reconocen y admiran en el Jefe de Estado un rasgo -no medido en encuestas- demostrado durante su vida empresarial: la capacidad de generar grandes negocios. Sin embargo, una falencia se visualiza en su contra: la incapacidad de rentabilizar en aprobación ciudadana una situación política.


Cualquier acontecimiento, proyecto legislativo o improvisación le cuestan caro al Jefe de Estado en términos de opinión pública. Al inicio de su mandato, el 52% de los chilenos aprobaba su gobierno y sólo el 18% lo desaprobaba. Al año, (Mar11), el índice de aprobación ha bajado 10 puntos (42%) y el de desaprobación ha aumentado 31 puntos (49%). ¿Cuáles son las conclusiones de La Moneda ante estos resultados? ¿Responsabilidad del mandatario, de sus asesores políticos o de sus consultores comunicacionales?


Por cierto, sorprende en este Rey Midas el fuerte contraste de su instinto comercial y su capacidad de negociación en el mundo privado con su ineficiente gestión comunicacional en el ámbito público, la que le genera importantes pérdidas en su imagen política. La visita del Presidente Obama, la suspensión de la central termoeléctrica Barrancones, la ampliación del postnatal, el fin del descuento del 7% de salud a los pensionados o cualquier otro hecho, siempre terminan mal evaluados por la opinión pública.


Superada la emergencia inicial del terremoto, al gobierno le ha sido imposible controlar la agenda noticiosa, marcando una gran diferencia con los gobiernos de la Concertación. En ésta administración, la contingencia ha superado con creces los débiles intentos de marcar agenda, diluyendo cualquier logro gubernamental.


Sólo el rescate minero fue bien evaluado. Pero ni la creación de 400 mil empleos ni el crecimiento del 5,2% durante el 2010 han logrado revertir las percepciones negativas originadas por la rebelión magallánica o el escándalo Van Rysselberghe. Aún con tasas de desocupación superiores al 10,0% (2009), o contracción del PIB durante 2009 (-1,5%), la ex Presidenta Bachelet terminó con una aprobación del 81% (Dic2009). En esa magnánima cifra, ¿qué participación tuvo su equipo comunicacional?


La reciente renuncia de la ex intendenta confirmó la incapacidad del actual equipo político-comunicacional, con una difícil situación que terminó en una pérdida absoluta en imagen. En este conflicto, no hubo ganancias -salvo para la oposición, que logró unirse tras un objetivo común-: todo restó. ¿Autogol o hara kiri frustrado?


De partida, para la misma Jacqueline Van Rysselberghe, quién tendrá que hacer un doble esfuerzo para reconstruir su carrera política, tanto a nivel regional como nacional. Luego, para el mandatario, quién al confirmarla en su cargo afectó ante la opinión pública sus dos atributos más débiles: confianza, con el 46% de evaluación positiva versus el 54% negativa; y credibilidad, con el 44% positivo y el 56% negativo (Mar11).


Para la UDI, se consagró la defensa corporativa y la impunidad política, demostrando que todo vale para mantenerse en el poder. La simbólica fecha del aniversario de la muerte de Jaime Guzmán pasó prácticamente desapercibida e impidió destacar con fuerza los valores del fundador del partido. También provocó divisiones internas entre los coroneles, mermando la disciplina que caracteriza ese partido. La renuncia del concejal Patricio Lynch tampoco dejó en buen pie la imagen interna de la directiva del partido, al confirmar la existencia de “favoritos” dentro de la UDI.


Para RN, las relaciones con sus socios de alianza quedaron severamente dañadas. La coalición de gobierno quedó cada vez más alejada del electorado y habrá que ver cómo la ciudadanía la evalúa en las próximas encuestas. Incluso figuras externas como el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter -con su elegía a la ex intendenta después de la renuncia- o el diputado Enrique Van Rysselberghe -por su eventual no inhabilitación-, la ministra de Vivienda y Urbanismo, Magdalena Matte o el Subsecretario de Vivienda, Andrés Iacobelli, salieron perjudicados en este episodio -al ser involucrados en la autorización de la reconstrucción de la población La Aurora de Chile-.


Parece increíble que los equipos asesores todavía no hayan asumido el fin del argumento del empate moral. Lo que fue aceptado durante los gobiernos de la Concertación, hoy ya no lo es. La ciudadanía ha elevado los estándares éticos de la actividad política en este último año y exige su cumplimiento. Y es así como la falta de la ex intendenta -falta menor ante tantos otros casos de presidentes, ministros y parlamentarios que han mentido a sus electores- no quedó impune, a pesar de toda la defensa corporativa.


Pero ante todo, sorprende que el gobierno no le hubiera pedido la renuncia en febrero, pudiendo convertir una fuerte derrota en una gran victoria: se hubiera consagrado la nueva forma de gobernar, minimizado el error de la ex alcaldesa y se podría haber trabajado durante un par de años para fortalecerla. Pero no, se prefirió una arriesgada apuesta, en la que se jugó el todo o el nada. Los resultados están a la vista: peores, imposible…


El gobierno optó por una decisión que dio una fuerte señal, absolutamente contrapuesta a su discurso: el gobierno sigue con los mismos vicios que destronaron a la Concertación, tal como lo expuse el 17 de febrero…además de una torpeza comunicacional inexcusable…



Columna publicada en La Tercera Online

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