jueves, 8 de mayo de 2008

Renovación de la agenda de capital humano en Chile

Para el desarrollo social y económico de Chile, la formación de capital humano se hace cada día más relevante y prioritaria. Como lo señalan dos informes de la OECD sobre la economía chilena y sus desafíos (2003, 2005), el disponer de una fuerza de trabajo competente puede contribuir significativamente al aumento del nivel de desempeño de la economía.

Sin embargo, debido a otras prioridades de la agenda educacional, la formación profesional y capacitación laboral de la fuerza de trabajo han sido temas omitidos por las políticas públicas, tal como lo consignan los dos ya mencionados informes de la OECD.

Esto contrasta con la experiencia internacional, que en forma unánime recomienda que los países incentiven a las personas a adquirir nuevas competencias a lo largo de su vida, mejorando así su empleabilidad y productividad. Se entiende por competencias el conjunto integrado de conocimientos, habilidades y actitudes que las personas ponen en juego para desempeñarse eficazmente en distintas organizaciones y entornos laborales. Generalmente estas competencias no son adquiridas en la educación escolar o universitaria, sino durante toda la vida laboral del trabajador.

El Aprendizaje a Lo Largo de la Vida (ALV) destaca precisamente que la Formación del Capital Humano sobrepasa la educación tradicional (pre-escolar, primaria, secundaria y terciaria) y se extiende durante todo el ciclo vital de la persona. Resulta trascendental que los trabajadores ingresen al mercado laboral con una sólida base de competencias técnicas y de empleabilidad que les permita insertarse, mantenerse y desarrollarse en forma exitosa dentro de las organizaciones, o en caso contrario, puedan actualizarse a través de la formación profesional y de la capacitación en competencias técnicas y genéricas, con la consiguiente certificación de competencias laborales.

Ante los grandes cambios experimentados en materias de organización general de las empresas, de sus sistemas de producción y de la organización del trabajo, se hace imprescindible una fuerza laboral preparada, capacitada y competente. En la actual y cambiante realidad económica, las empresas han comenzado a pensar en las competencias que deben estimular y en las formas en que éstas pueden ser compartidas y desarrolladas con sus colaboradores. Al establecer nuevas formas de producción como elementos diferenciadores en sus industrias, las empresas requieren cada vez más de perfiles de sus trabajadores con competencias específicas que les permitan mejorar su productividad, competitividad y calidad.

La importancia que en hoy en día se le otorga a la flexibilidad, adaptabilidad, autonomía e interdependencia en el cumplimiento de las funciones laborales, ha llevado a valorar especialmente las competencias de tipo genérico. Además de los conocimientos, generalmente transmitidos a través de la educación tradicional, surge la imperiosa necesidad de habilidades como la capacidad de trabajo en equipo, de resolución de problemas, de toma de decisiones, de autonomía y responsabilidad, de organización del trabajo, de dirección eficaz de equipos de trabajo, de habilidad comunicacional y de autoaprendizaje que permitan en definitiva reforzar la capacidad de innovación de las empresas. La planificación, organización, dirección, coordinación y control en la gestión organizacional requieren de habilidades de liderazgo, comunicación, negociación y venta de ideas que faciliten la consecución de los objetivos corporativos.

Andrés Jirón Santandreu
GestCom
Gerente General

Artículo publicado en sitio web http://www.gestcom/.


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