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viernes, 13 de marzo de 2009

Alineando competencias en la organización


¿Cómo lograr la motivación necesaria en los colaboradores, para enfrentar los desafíos que plantea el contexto actual? Muchas veces, personas reconocidas por sus conocimientos, habilidades y actitudes, no logran conformar equipos eficaces ni obtener desempeños superiores. Les falta un enfoque que aúne los esfuerzos de todos sus integrantes en las metas comunes.


Cuando un equipo de trabajo no está logrando los resultados deseados, la respuesta puede ser extremadamente simple: no sabe, no puede o no quiere. Lo difícil y complejo es hacer un buen diagnóstico, ya que muchas veces un “no quiero” es disfrazado de un “no sé” o “no puedo”. Sólo cuando una persona sabe, quiere y puede, el colaborador tiene las competencias para el cargo.


El Proyecto Sistema Nacional de Certificación de Competencias Laborales, iniciativa conjunta impulsada por la Fundación Chile, el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo SENCE y el programa ChileCalifica trata en profundidad este tema. Las competencias laborales se dividen en competencias básicas, conductuales y funcionales o técnicas.

Las competencias básicas son todas aquellas desarrolladas principalmente en la educación inicial y comprenden conocimientos y habilidades esenciales para la vida laboral. Tradicionalmente comprenden las habilidades en las áreas de lenguaje y comunicación, aplicación numérica, solución de problemas, interacción con otros y manejo creciente de tecnologías de información. Por eso, uno de los grandes desafíos de la población chilena es aumentar la actual baja comprensión lectora, según distintas mediciones nacionales e internacionales.


Parte importante de una labor profesional está constituida por las competencias funcionales o técnicas. Son aquellas requeridas para desempeñar las actividades que componen una función laboral, según la calidad y los estándares establecidos por la empresa y/o por el sector productivo correspondiente.


Las competencias conductuales, en cambio, son todas aquellas que generalmente se verbalizan en términos de atributos o rasgos personales, como es el caso de la orientación al logro, la proactividad, la rigurosidad, la flexibilidad, la innovación, etc. Dentro de estas competencias, destacan en forma importante el management , el liderazgo y el empoderamiento. Son fundamentales, ya que establecen los estilos de liderazgo deseados en las organizaciones y los niveles de responsabilidades personales, basadas en las competencias requeridas para cada cargo.


Un buen líder siempre logra que cada uno de sus colaboradores agregue valor al negocio, delegando funciones que desarrollen las capacidades de sus subalternos. Además, realiza intervenciones precisas en las competencias de su equipo, destrabando los “no sabe”, “no puede” o “no quiere”. Para esto se requiere un modelo de gestión por competencias, que permita alinear todos los esfuerzos organizacionales de los colaboradores, en pos de las metas colectivas, por áreas e individuales establecidas en el Plan Estratégico. El uso inteligente y bien intencionado de las herramientas de clima laboral y de gestión del desempeño permite enfocarse en el cumplimiento de las metas corporativas.


Un nuevo modelo de gestión integral de los recursos humanos, que incluya los sistemas de reclutamiento y selección, de desarrollo y capacitación, de compensaciones y de relaciones laborales, permite alinear a todos las personas en pos de estos objetivos. Generalmente, el compromiso es el elemento diferenciador que distingue un buen equipo de un mal grupo de personas.

Andrés Jirón Santandreu
Gerente de Operaciones
DB Group
www.dbgroup.cl

viernes, 12 de diciembre de 2008

El adiestramiento en el ambiente de trabajo


El desarrollo del capital humano permite lograr una mejor calidad y eficiencia en la empresa. Para esto, muchas veces la capacitación no es suficiente, sino que se requiere un adiestramiento directo en el ambiente de trabajo.

En el caso de las competencias conductuales, la teoría puede ser absolutamente distinta a la práctica. La falta de un contexto definido dificulta la aplicación de la teoría del liderazgo, de las relaciones interpersonales, del trabajo en equipo o de la comunicación. Ante un entorno que no es céteris paribus, la implementación de las habilidades blandas en la vida real puede requerir de una precisión mayor que en el discurso académico. La interacción con las audiencias siempre presenta un desafío permanente.

El acompañamiento de un coach permite la observación directa, inmediata e in situ. Esto facilita una revisión en privado y un posterior análisis de los comportamientos en estudio. Una vez examinados, se identifican las brechas y se diseñan los planes de acción para superarlas.

Generalmente las conductas en el ámbito de la inteligencia social son influenciadas por las culturas organizacionales. Cuando las acciones no son las deseadas, es de vital importancia definir sus causas con exactitud de manera de realizar las intervenciones necesarias para evitar su repetición.

De ahí la importancia de la observación directa y del adiestramiento dentro del mismo entorno laboral.
Andrés Jirón Santandreu
Gerente Comercial
DB GROUP
Artículo publicado en blog sitio web http://www.gestcom.cl/