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miércoles, 26 de septiembre de 2012

Lo que natura non da... el binominal lo presta (4-7-12)

El rechazo de la propuesta de reforma constitucional (boletín 7417-07) al número de diputados inmoviliza una vez más cualquier modificación al actual sistema electoral. Tanto discurso florido, tanta declaración sentida, tanta preocupación por la calidad de nuestra democracia, se desvanecen de una plumada al momento de los quiubos…

Más preocupados de retener o de recuperar el poder que de representar a sus electores, la clase política se ha olvidado por completo de procurar una sociedad más participativa e inclusiva. La ciudadanía, sintiéndose no representada, sale a la calle a manifestar su voz, evidenciando la ilegitimidad de una casta de elegidos que se resiste a perder sus privilegios.
Para eso, nada mejor que defender el statu quo. Cualquier pretexto sirve, con tal de mantener las barreras de entrada, los actuales privilegios y el no rendir cuentas a nadie. Con una sorprendente capacidad para ponerse de acuerdo para el aumento de sus ingresos, ésta se desvanece cuando se trata de democratizar el actual sistema político o de representar los intereses ciudadanos. Con este rechazo, los honorables mantienen las barreras de entrada al sistema político, consolidando una falta de competencia que escandalizaría a la misma Fiscalía Nacional Económica…

Si este gobierno se ha caracterizado por una baja sintonía con sus electores -siendo fuertemente castigado en las encuestas-, nuestros honorables parlamentarios se superan a sí mismos en términos de desaprobación. En la última Adimark, correspondiente a Junio 2012, la Cámara de Diputados obtiene un sólido 73% de desaprobación, mientras el rechazo al Senado llega al 68%. Por supuesto, muchos parlamentarios son los primeros en hacer gárgaras respecto al 58% de desaprobación a la forma como Sebastián Piñera conduce su gobierno, atacándolo o defendiéndolo, pero a la vez confirmando lo fácil que es ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.

Respecto al binominal, una parte importante de los legisladores omitió la voluntad de sus electores, optando por mantener sus privilegios. Es así como, a pesar de que el 63,2% de los chilenos quiere cambiar el actual sistema electoral (estudio Universidad Mayor-El Mostrador), muchos de ellos -de la Alianza y de la Concertación- prefirieron rechazar en forma transversal la eliminación del guarismo de “120” diputados en la Constitución Política del Estado, primer paso para modificar el sistema binominal.

Bajo el pretexto de que no se han puesto de acuerdo en el sistema que reemplace el sistema electoral, mantienen un statu quo, el que beneficia sólo a 150 personas en contra de millones de chilenos. En consecuencia, ante esa incapacidad -voluntaria y voluntariosa- de ponerse de acuerdo, le corresponde a la ciudadanía acordar cuál es el sistema electoral que puede reemplazar el binominal. Por supuesto que cualquier alternativa tiene fortalezas y debilidades, y desde ya le corresponderá a las organizaciones civiles el informar a la ciudadanía para que tomen una posición.

Mientras tanto, sólo nos queda hacer un esfuerzo colectivo para que los mismos legisladores no sean elegidos en las próximas elecciones parlamentarias. Todos de la UDI -siempre esforzándose por mantener el legado de la dictadura- y algunos pocos incautos de RN -incapaces de reconocer los tiempos que corren-.

Para tenerlo claro, éste es el recuento de los honorables que no votaron por esta reforma constitucional. De acuerdo a la votación, ellos son:

leer más en columna publicada en La Tercera Online



Unas primarias de juguete (11-6-12)

La paupérrima evaluación que la ciudadanía hace de nuestra clase política, pone en evidencia su escasa representatividad, instalando en el debate público un nuevo foco: ¡su creciente falta de legitimidad!

¿Hasta cuando se sostendrá un sistema político democrático, pero ilegítimo, que no representa para nada a la inmensa mayoría de chilenos? ¿Hasta dónde deberá llegar la ciudadanía para recuperar autoridades políticas que sí la representen?

En la última encuesta Adimark (mayo 2012), sólo el 33% de los chilenos aprueba la forma como el Presidente Piñera conduce su gobierno. Lo que hubiera provocado un duelo oficial hace dos años atrás, hoy es motivo de celebración en La Moneda dado el aumento de siete puntos en la aprobación presidencial. Y sólo un punto más (34%) obtuvo la aprobación del Gobierno, lo que también constituye una buena noticia para la administración Piñera, dados estos tiempos tan difíciles para el establishment político.

Sin embargo, el golpe de gracia viene con las evaluaciones de las dos grandes coaliciones, en que se evidencia el ya irreversible divorcio que existe entre electores y partidos políticos: Concertación (19% de aprobación vs 67% de desaprobación) y Alianza (25% de aprobación vs 62% de desaprobación).

A pesar de esta evidente ruptura, las reformas políticas propuestas por el Gobierno han sido bastante tímidas, encontrándose con un evidente rechazo en el Congreso a cambiar las reglas del juego. Por supuesto que las actuales reglas del juego benefician la perpetuación de los parlamentarios -a no ser que sean llamados al Ejecutivo-, y ya queda claro que no existe voluntad política para cambiarlas, salvo honrosas pero escasas excepciones.

Con un criterio que no pasaría un simple análisis del Tribunal de Defensa de la Libre Competencia, el Gobierno optó por no hacer correcciones a su proyecto de ley ingresado en el Congreso y que busca instaurar un sistema de elecciones primarias a alcaldes, parlamentarios y a Presidente de la República (boletín 7911-06). En consecuencia, se mantiene la exigencia establecida en la reforma original, que estipula que no podrán participar en primarias los independientes “que no sean presentados ni cuenten con el patrocinio de partidos políticos o de pactos electorales”.

Los precandidatos presidenciales Andrés Velasco y Claudio Orrego hicieron una solicitud expresa al ministro secretario general de la Presidencia, Cristián Larroulet, en el sentido que se permitiera la participación de candidatos independientes en primarias, aunque fuera sujeta a la presentación de un número determinado de firmas. Sin embargo, el titular de la Sesgpres prefirió mantener el texto original en este punto, confirmando la sujeción de los candidaturas independientes a la autorización de algún partido político.

Con esto, el ministro Larroulet pavimenta una eventual postulación del ministro Laurence Golborne -potencial candidato de la UDI-, pero excluye de inmediato la participación en primarias de cualquier otro candidato independiente. Si esto es así para las presidenciales, con mayor razón será para las parlamentarias y municipales, consolidando el nuevo flanco de la falta de legitimidad de nuestro sistema democrático. Que dos conglomerados con escasas aprobaciones ciudadanas cercanas al 20% sean las encargadas de definir los candidatos presidenciales, parlamentarios y municipales, deslegitima cualquier mecanismo que pretendiera asimilarse a una primaria. ¿Que pasa con ese 60% no representado por nadie?

La reforma tributaria ya fue tildada como una “de macetero”. Con este nuevo proyecto de ley se logra que la ciudadanía juegue por fin a las primarias, desviando atención, tiempo y recursos y creando una aparente sensación democrática que no se condice con la realidad. Pero por supuesto será sólo con candidatos de partidos políticos o patrocinados por éstos últimos, impidiendo la participación de candidatos independientes que pudieran representar mejor a la ciudadanía.

La ciudadanía ha constatado cómo la clase política se esfuerza por mantener o recuperar el poder, postergando por completo los intereses del chileno común y corriente. Ahora, con los actuales proyectos de reformas políticas -en las que se incluye el actual proyecto de primarias- éstos sólo intentan dar un perfume de democratización de nuestro precario sistema político, pero no mejora en nada la competitividad de un sistema anquilosado y que ya no da abasto. Hoy más que nunca, es preciso revisar con extremo cuidado la ya permanente letra chica de las iniciativas legales del gobierno, en especial en materia de reformas políticas.

Con esto, el ministro Cristián Larroulet al garantizarle a los partidos políticos la administración de los puntos de distribución de precandidatos, le ofrece en bandeja a nuestra autopoiética clase política la posibilidad de perpetuarse indefinidamente. Si hace dos años era impensable que un gobierno tuviera una evaluación inferior al 33% -y hoy es una realidad que no sorprende a nadie-, seguiremos viendo cómo las débiles instituciones políticas de nuestro país continúan en su abismante e irreversible caída en adhesión ciudadana, trasladando el debate desde el Congreso hasta la calle y permitiendo incrementar este clima de violencia y de descontrol al que los chilenos nos estamos acostumbrando.



Columna publicada en La Tercera Online



El puebo, unido, avanza sin partidos! (28-5-12)

El débil énfasis que puso el Presidente Piñera en las reformas políticas durante la Cuenta Nacional del 21 de Mayo contrasta con la alta actividad que ha habido en el último tiempo. Sin embargo, esa hiperactividad corre nuevamente el riesgo de quedarse sólo en declaraciones y propuestas, si no existe la suficiente destreza en la gestión entre poder legislativo y La Moneda.

Tal como señaló el propio mandatario en su discurso: “La sociedad de oportunidades, seguridades y valores necesita una democracia e instituciones sanas, transparentes, participativas y respetadas. Para ello es imperioso avanzar con urgencia en dos caminos paralelos y complementarios: acercar la política a la gente y acercar la gente a la política”.

Dichas loables intenciones, sin embargo, pasan por un cedazo mucho más fino: el de los partidos políticos y sus representantes en el Congreso. Son ellos quienes legislan, aprueban o rechazan los proyectos de ley presentados por el Gobierno, e incluso pueden comprometer sus votaciones en algunos proyectos a cambio de la demora en otros.

Con una normativa que no sobreviviría a ningún estudio del Tribunal de Defensa de la Libre Competencia o del Sernac, este statu quo beneficia solo a algunos pocos en vez de a la mayoría. En tan sólo 20 años, se puede confirmar la destrucción de la representatividad ciudadana, transformándose en un sistema democrático pero ilegítimo.

La inscripción automática; el voto voluntario; el proyecto de ley sobre primarias (aprobado por la Cámara de Diputados y ahora para aprobación del Senado), actualmente con suma urgencia; la iniciativa popular de ley (moción de los senadores Chahuán, Bianchi, Girardi, Navarro y Rossi) que duerme plácidamente en el Senado; o el voto de chilenos en el extranjero constituyen avances -aunque no suficientes- en materia de modernización de la política chilena.

Así y todo, el discurso presidencial se limitó a dos grandes anuncios en materia de reformas políticas: una reforma a la Ley de Partidos Políticos y una iniciativa para fortalecer la probidad pública, la transparencia y la regulación del lobby. Transcurrida casi una semana desde el discurso presidencial, ninguno de los proyectos de ley anunciados ha sido presentado al Congreso.

Sin embargo, hay que tener presente que la voluntad del Ejecutivo no basta para implementar una reforma política. Por ejemplo, desde el 2003, se han presentado cuatro proyectos de ley que intentan regular el lobby, iniciativas que también duermen envidiablemente en el Congreso. ¿Falla de los gobiernos de turno en las administraciones de las urgencias legislativas? ¿Rechazo de los parlamentarios a regular la fuente de financiamiento de sus actividades políticas? ¿O simples cachetadas de payasos para desorientar a la opinión pública?

Para mejorar la calidad de nuestra política y democracia, se necesita mucho más que un sempiterno discurso, compuesto sólo por declaraciones y presentaciones de proyectos de ley. Se requiere además de una muñeca política acertada, que logre la aprobación de todas las necesarias reformas políticas. Encontrándonos frente a dos años eleccionarios, ésta es la oportunidad para que el Gobierno se empodere, le otorgue suma urgencia a todos sus proyectos de reformas políticas y saque al pizarrón a todos los legisladores que demoren su tramitación, no asistiendo a las sesiones legislativas, o bien votando en contra de las iniciativas legales.

Diagnósticos hay muchos, lo que falta es la voluntad política de legislar. Recientemente el CEP y CIEPLAN presentaron un paquete de políticas públicas. Lucas Sierra y Francisco Javier Díaz, propusieron, entre un cúmulo de medidas, el reemplazo del sistema binominal, nuevas formas de financiamiento estatal para las colectividades, límites a la reelección en cargos públicos, y diversas modificaciones tendientes a transparentar y democratizar los partidos políticos.

Muchos han sido los anuncios del ejecutivo, sin que haya tenido un resultado concreto en nuestra legislación: en agosto 2011 con su reforma al sistema binominal; en septiembre 2010 con su anuncio que los ciudadanos podrían presentar proyectos de ley para su tramitación en el Congreso; en mayo 2008, el reincidente Francisco Vidal informaba el envío de un proyecto de ley que contemplaba el financiamiento de los partidos políticos; en abril del 2007, un flamante Antonio Viera Gallo, entonces ministro secretario general de la Presidencia, confirmaba el ingreso con suma urgencia de un proyecto que modificaba el sistema binominal; todas iniciativas legales sin ningún resultado.

Por otra parte, los representantes de los partidos políticos en el Congreso también han presentado distintas mociones dirigidas a reformar el sistema político. Ya en septiembre de 2005, el diputado Gabriel Ascencio presentó una moción que corregía el sistema binominal. En octubre de 2008, los mediáticos diputados Gabriel Ascencio, Álvaro Escobar, Ramón Farías y Esteban Valenzuela presentaron un proyecto de ley que establecía primarias para seleccionar candidatos a cargos de elección popular. Ninguno de los proyectos se convirtió en realidad, ni siquiera en la época inicial en la ex Presidenta Bachelet mantuvo la mayoría en el Congreso.

Hoy, que el 63,2% de la ciudadanía quiere cambiar el sistema binominal (El Mostrador-U. Mayor), el Presidente todavía no se convence de apoyar un proyecto que lo modifique, asumiendo todos los riesgos de un sistema democrático no representativo. Con la excepción de la UDI -que abiertamente postula la mantención de un sistema que los beneficia-, pareciera que hay fuerzas ocultas en el Congreso que también apoyan la mantención del statu quo.

Ahora, en que todos parecieran estar de acuerdo en la necesidad de modernizar el sistema político, en que existe un consenso transversal respecto al diagnóstico acerca de la escasa representatividad ciudadana, sospechosamente son pocos los resultados concretos. Resulta, en consecuencia, perfectamente legítimo pensar que tanto anuncio, tanto proyecto de ley presentado, tanta moción legislativa archivada con tan pocos resultados, no dejen de ser sólo meras cachetadas de payaso.

Columna publicada en La Tercera Online



viernes, 20 de enero de 2012

Binominal: El complejo juego de ajedrez




Definitivamente, la sorpresiva propuesta de reformas políticas DC-RN dio un golpe a la cátedra. No sólo por la forma -que significó el desconcierto del resto de los partidos de ambos conglomerados-, sino por el fondo: la instalación de un régimen semi presidencial, además del cambio del sistema binominal por uno proporcional corregido, la elección directa de autoridades regionales y algunas sentidas declaraciones sobre potenciar la calidad de la política, pero sin especificar mucho.


Respecto al cambio del sistema electoral, se limitan a mencionar un sistema proporcional corregido, pero sin mencionar detalles como número de escaños adjudicados por distrito o circunscripción, forma de candidatura o de votación, transformación de votos en escaños ni tampoco umbrales de votación para participar en el reparto proporcional. Para dos meses de trabajo conjunto, se trata de una propuesta bastante desprolija y poco completa. ¿Volador de luces que busca distraer a la opinión pública? ¿Un parelé a los compañeros de conglomerado que intentaron ningunear a la DC y a RN? ¿Un tate quieto al Gobierno al instalar una institución que desempodera al Presidente? ¿O sencillamente todas las anteriores?


El clima político se ha visto convulsionado por distintos enfrentamientos en estas últimas semanas. Declaraciones van, declaraciones vienen, las confrontaciones se han instalado entre Gobierno y oposición, ministros y parlamentarios, compañeros de coalición, partidos y partidarios…Muchos han sido los elementos detonantes: reforma tributaria, declaraciones de Camila Vallejo, competencia interna en el PPD, marginación de ChilePrimero del bloque de gobierno, entre tantos otros. Pero la guinda de la torta es la reforma del sistema binominal: una férrea e inicial oposición de la UDI y de una parte de RN a cualquier cambio llegó incluso hasta el Presidente Piñera. La temprana petición de los jefes de la UDI y RN al Presidente Piñera de no priorizar las reformas políticas y tributarias sinceró sus deseos manifiestos de mantener el statu quo imperante.
La consiguiente respuesta de la oposición no se hizo esperar, quién de inmediato emplazó al mandatario a terminarlo de una vez. Su posterior cuestionamiento a todos los partidos, pero en especial a los partidos oficialistas, por su imposibilidad de lograr acuerdos sólo le agregó leña al fuego. Los posteriores llamados a la unidad sucedieron las fuertes controversias, intentando mostrar una forzada señal de equipo, en especial para la celebración de los dos años del Ejecutivo en el Gobierno.


Con los más bajos índices en cuanto a confianza en los Partidos Políticos (7%) y en el Congreso (13%), según la encuesta CEP Nov-Dic 2011, la cuestionada forma de aumentar el número de senadores y diputados genera un fuerte rechazo en la opinión pública. Por supuesto que se interpreta como la solución fácil, la doblada de mano necesaria para que los actuales legisladores no se sientan atemorizados en sus cargos, asumiendo todos los costos de esta reforma los contribuyentes chilenos. Por otra parte, en un período especialmente difícil en lo económico y que se conjuga con la necesidad de financiamiento de muchas demandas sociales, este es un año para buscar la eficiencia del gasto público y no su ampliación. La idea de ampliación de la cantidad de legisladores sólo refleja un doble discurso respecto a los objetivos de una eventual reforma tributaria y a la prioridad de privilegiar una agenda social.


Más directa, más definida y más completa es la presentación por parte de los senadores Carlos Bianchi (IND), Carlos Cantero (IND) y Antonio Horvath (RN) del proyecto de ley que establece un sistema mayoritario uninominal: no se aumenta el actual número de parlamentarios y se establece que las dos primeras mayorías de votos individuales sean electas, eliminando cualquier posibilidad de alterar la voluntad popular.


Según la ya referida encuesta CEP (Nov-DIC 2011), en un contexto en que el 60% de los chilenos estima que el sistema binominal debe cambiarse, y el 23% no sabe o no contesta, esta feroz pugna sobre su mantención o modificación sorprende a la ciudadanía y sólo certifica la escasa sensibilidad de gran parte de la clase política con las demandas ciudadanas. Pero más que eso, la opinión pública ya entendió que detrás de este debate sobre las reglas del juego, hay actores que quieren mantener sus sobrerepresentaciones.




Columna publicada en La Tercera Online

miércoles, 21 de julio de 2010

El pecado original de los partidos políticos


La escasa identificación de los chilenos con los partidos políticos parece estar trasladándose al interior de éstos, planteando dudas respecto a la legitimidad de su representatividad. Pareciera que la ciudadanía ha percibido que el problema surge desde el origen: las elecciones internas de las tiendas. Por eso, será interesante conocer en la próxima encuesta CEP la medición acerca de la identificación ciudadana con los conglomerados políticos.

Hoy día, los altos niveles de desaprobación a la forma en que la Concertación (52%) y la Coalición por el Cambio (40%) desarrollan su labor, permiten suponer que la opinión pública no se siente representada por estos conglomerados. A su vez, la formación de bancadas díscolas transversales demuestra la dificultad de construir consensos incluso dentro de los mismos partidos. Por último, la reciente renuncia a la UDI de la diputada Marta Isasi y su posterior ingreso a la bancada de Independientes refleja las dificultades de mantener el orden dentro de las tiendas políticas.

Este año, más que nunca, se ha notado una exigua participación de militantes en las elecciones internas. A pesar del avance que significan las elecciones internas, las recientes votaciones en RN y en el PPD reflejaron la escasa representatividad que tienen los partidos políticos de la ciudadanía. Aún más, un porcentaje importante de los militantes inscritos no votó en estos comicios, obteniéndose bajas participaciones en las elecciones de sus directivas. Complejo, ya que luego las cúpulas designan a los candidatos a concejales, alcaldes, diputados, senadores y presidente. Nos presentan una política de hechos consumados en la que ya no podemos intervenir, y al ser “los mismos de siempre”, despiertan un clamor de renovación política.

En el PPD, un acuerdo de la directiva puso a Carolina Tohá en la presidencia del partido hasta 2012, sin ser elegida por las bases militantes. El 17 de junio pasado se realizaron las elecciones internas de vicepresidentes y directiva nacional, las que fueron empañadas por acusaciones de irregularidades y estrechas diferencias en el cómputo de votos. Según el Departamento de Operaciones del Servel, existían 98.942 militantes afiliados al 31 de mayo de 2010, de los cuales sólo 13.516 votaron (13,66%).

Por su parte, en las elecciones internas de RN del 12 de junio último, Carlos Larraín fue reelecto como presidente por dos años más. El concejal por Las Condes derrotó al diputado Cristián Monckeberg : 64,7% contra el 35,3% de los votos, según cifras entregadas por el partido. Otra vez fue baja la participación interna en el partido: de los 93.054 afiliados al 31 de mayo de 2010, sólo 15.805 (16,98%) votaron para elegir la directiva nacional y regional.

En consecuencia, un promedio de casi 1.000 personas por región escogieron las directivas de RN y el PPD, además de una baja o excesiva representación de ciertas regiones sobre otras. La suma de votos de la Región Metropolitana, Valparaíso y Bío Bío supera el total de sufragios de las otras 12 regiones en su conjunto.

La exigua representación ciudadana se ve reflejada en las siguientes cifras de la votación de las directivas:

REGION RN PPD
MILITANTES VOTOS % MILITANTES VOTOS %
ARICA Y PARINACOTA (XV) 1.587 450 28,35 1.621 228 14,07
TARAPACA (I) 1.770 321 18,13 3348 181 5,41
ANTOFAGASTA (II) 2.100 317 15,09 2.965 292 9,85
ATACAMA (III) 1.391 243 17,46 1.417 207 14,61
COQUIMBO (IV) 4.826 1.053 21,81 4.450 691 15,53
VALPARAISO (V) 11.052 1.975 17,87 12.084 1.921 15,90
R.METROPOLITANA (XIII) 30.035 4.553 15,15 42.361 5.048 11,92
LIB. GRAL. B. O’HIGGINS (VI) 5.424 760 14,01 4.505 772 17,14
MAULE (VII) 5.924 984 16,61 4.150 274 6,60
BIO BIO (VIII) 10.664 2.465 23,11 8.826 1.771 20,07
ARAUCANIA (IX) 5.402 1.061 19,64 5.119 900 17,58
LOS RIOS (XIV) 4.110 S/I(*) S/I 1.951 514 26,35
LOS LAGOS (X) 6.658 S/I(*) S/I 4.138 669 16,17
AYSEN (XI) 1.403 S/I(*) S/I 556 0 0
MAG. Y ANTART. CH. (XII) 708 149 21,04 1.450 48 3,31

TOTAL 93.054 15.805 16,98 98.941 13.516 13,66

(*) Lista única

Ante estas cifras, surgen las siguientes preguntas: ¿Qué tan representativos son los partidos políticos de la ciudadanía? ¿Qué tan democráticas son sus elecciones internas? Y, por último, ¿qué tanta legitimidad tienen las directivas para designar candidatos en las elecciones presidenciales, parlamentarias y municipales?

Con la escasa adhesión que generan en la ciudadanía los partidos políticos, éstos son percibidos como grupúsculos autopoiéticos y de reparto de poder “entre los mismos de siempre”. Aparte del irregular pago de cuotas sociales, los militantes no se diferencian mucho de adherentes, amigos, seguidores, socios, voluntarios, fans o cualquier otra manifestación de las actuales redes sociales. Con una mucha mayor capacidad de liderazgo, personajes u organizaciones sociales congregan con mayor efectividad que los partidos políticos (al 18 julio):

Soledad Onetto 162.012 seguidores
Mauricio Bustamante 145.337 seguidores
Felipe Camiroaga 114.559 seguidores
Educación 2020 68.311 adherentes
Radio Bio Bio 68.141 seguidores
El Pulento 30.754 seguidores
Janis Pope 18.047 seguidores
El que no aporta 17.165 seguidores
Estadio Español (Santiago) 12.815 socios y cargas familiares
Hogar de Cristo 9.000 voluntarios


Quizás sea el momento preciso para revisar y reactivar el proyecto de la nueva Ley Orgánica Constitucional de los Partidos Políticos (LOCE), ingresado por la ex Presidenta Bachelet el 30 de mayo de 2008 al Senado, y archivado recién el 6 de julio de 2010, después que el Gobierno del Presidente Piñera solicitara su retiro de tramitación (boletín 5887-06).

martes, 31 de marzo de 2009

Una empresa muy familiar


Ante una necesidad cada vez más urgente de renovar la política, inquieta ver la falta de espacios reales de los jóvenes para entrenarse en estas arduas lides. Con la negativa general de los políticos a dejar sus cargos -salvo honrosas excepciones-, preocupa aún más que los pocos cupos disponibles sean ocupados por familiares de los políticos.


Imagínate que en un examen de tu carrera, te preguntaran: ¿Qué tienen en común Eduardo Frei y Sebastián Piñera, además de ser políticos los dos?, ¡¡Paapaayaa!! Exclamarías con júbilo… Tienes razón. Demasiado fácil. Compliquémoslo: Eduardo Frei, Sebastián Piñera, Carolina Tohá, Ricardo Lagos Weber, Mariana Aylwin, Ignacio Walker, Andrés Allamand, Soledad Alvear, Guido Girardi Lavín, Juan Pablo Letelier, Evelyn Matthei, Carlos Ominami, Adolfo Zaldívar, Isabel Allende, Marcela Cubillos, Marco Enríquez-Ominami, Ramón Farías, Guido Girardi Brieba, Joaquín Godoy, Juan Carlos Latorre, Claudia Nogueira, Fulvio Rossi, Ximena Vidal, Patricio Walker, Gutenberg Martínez, Ximena Rincón y Cristina Girardi, aparte de ser todos políticos ¿qué tienen en común? Ja ja ¿Se complicó?


¿Son todos de Gobierno? preguntaría algún desinformado. No. ¿Todos son parlamentarios? Menos. ¿Todos a favor de la inscripción automática? Tampoco. ¡¡Me doy!!, diría compungido Kiko, el sempiterno vecino del Chavo del Ocho. ¿Pero qué tienen en común? Son todos “hijos de”, “padres de”, “hermanos de"o “(ex)parejas de” de algún otro político de alta visibilidad. “¿Nepotismo en la política?”, cuestionaría algún suspicaz.


Según el Sr. Wikipedia – asesor personal de muchos estudiantes y algunos parlamentarios-, “el nepotismo es la preferencia que algunos gobernantes o funcionarios públicos tienen para dar gracias o empleos públicos a familiares. En países donde se practica la meritocracia su uso es generalmente negativo y se considera corrupción, mientras que en países más pequeños y donde las relaciones personales son más estrechas es un factor clave para la designación de cargos de confianza”.


Baja participación juvenil


La participación electoral ha descendido en los jóvenes entre 18 y 29 años, desde el 30% del padrón electoral (1992) hasta un 7,6% (feb 2008). ¿Y el boom de inscritos de este año? Importante, pero no suficiente. Porque el votar no basta para producir un acercamiento a la política, sino que se requiere participación y desarrollo de asociatividad con otras personas. Por eso, organizaciones ciudadanas como Independientes en Red, Política Stéreo, Giro País, o numerosos grupos en Facebook son mucho más eficientes en captar adeptos que los partidos políticos.


La democracia es el sistema preferido por los jóvenes chilenos, pero la mitad de éstos se declara insatisfecha con su funcionamiento. “De acuerdo a la Quinta Encuesta Nacional de Juventud, el 50.1% de los jóvenes está muy insatisfecho o nada satisfecho con la forma como opera la democracia en Chile”, sostuvo Juan Eduardo Faúndez, Director Nacional del INJUV.

El 87% de los parlamentarios que concluyen su mandato este año pretende mantenerse en el Parlamento. De ellos, 17 están en forma interrumpida en el Congreso desde 1990. Dentro de poco, el reloj biológico comenzará a correr con urgencia para un recambio político. Se necesitará de gente nueva, que no habrá podido desarrollarse por falta de espacios. Por eso, las miradas comienzan a enfocarse en las nuevas generaciones.

Comandos presidenciales

Frei y Piñera dijeron “más vale diablo conocido que por conocer” y en sus campañas optaron por privilegiar a sus compañeros de ruta, sin dejar mucho espacio para nuevos rostros. Se les reprocha además una clara preferencia hacia sus familiares al momento de elegir nuevos colaboradores. Este tema fue explicitado en el 2005 por Clarisa Hardy, ex Ministra de Planificación de Bachelet, con la publicación de “Eliterazgo”, libro que destaca la importancia de las redes sociales en la política y la trascendencia del rol paterno en la socialización en esta industria. ¿Nepotismo? Puede ser. Veamos:


Eduardo Frei Ruiz Tagle
Hijo de Eduardo Frei Montalva, ex presidente de la República (1994-2000), postula de nuevo a la primera magistratura. Senador por varios períodos en distintas circunscripciones. Su hermana Carmen fue senadora por Antofagasta (1990-2006).

En su comando, Magdalena Frei, hija del candidato DC, ha asumido la administración de Océanos Azules, equipo programático de Eduardo Frei. Ve el financiamiento del equipo, la organización de actos masivos del grupo y la página web de la campaña. Considerada como la hija más política y la que más opina sobre contingencia, muchos creen que tiene un gran parecido a su padre. Ingeniero comercial, trabaja en una consultora y es directora de la Casa Museo Frei Montalva y de la Fundación Frei. Está casada con Edmundo Pérez Vergara, hijo de Edmundo Pérez Yoma.


Sebastián Piñera Echeñique
Hijo de José Piñera Carvallo, uno de los fundadores de la Democracia Cristiana. Entre sus hermanos, están José, ex Ministro del Trabajo y de Minería en el gobierno de Pinochet y creador del actual sistema privado de pensiones. Pablo, Subsecretario de Hacienda de Aylwin y de OO. PP. con Bachelet, consejero del Banco Central, director ejecutivo de TVN y actual Gerente General de BancoEstado. Miguel, músico y empresario, probable contertulio de muchos lectores, alegra la noche bohemia de Santiago. Magdalena, directora de Fundación Futuro, lo apoya además en su campaña presidencial.


Su hija Magdalena se encarga de coordinar las reuniones de los grupos Tantauco y es jefa de contenidos de internet en toda la plataforma tecnológica de Piñera, que incluye sitio web, Facebook, Fotolog, Flickr, Youtube y Twitter. Además coordina las reuniones de las 33 comisiones de trabajo del comando. Pedagoga en Historia, dejó su trabajo de profesora en el Verbo Divino para apoyar la candidatura de su padre.


Política autopoiética

¡¿Auto quée…?! Preguntan todos los lectores. Un estudiante de periodismo, haciendo gala de su sapiencia, dirá: “Sistemas que operan clausuradamente en su autoproducción de componentes”. Señales como no entiendo…, hmmmm, no me queda claro, ¿¿¿??? inundan el ambiente. Prosigue el futuro periodista sin inmutarse, consciente de la dificultad de su misión: “Según Humberto Maturana, las moléculas orgánicas forman redes de reacciones que producen a las mismas moléculas de las que están integradas”. A diferencia de lo demostrado por Obama en EE.UU., esto es lo que pasa con la política en Chile: la elite está autogenerando sus futuros componentes.


Resulta razonable, lógico y totalmente comprensible que en un año electoral los candidatos prefieran a sus conocidos en las campañas políticas. ¿Quién mejor que una hija en quién confiar? Lo digo por experiencia propia. El problema no va por ahí. Va en que los partidos políticos, como organizaciones, no están invirtiendo en capital humano, ni están haciendo su labor de reclutamiento y selección, ni están cumpliendo con su rol formativo.


Andrés Jirón Santandreu
Gerente de Operaciones
DB Group
http://www.dbgroup.cl/
Artículo publicado en sitio web www.gestcom.cl

miércoles, 14 de enero de 2009

Sincerar el discurso político


La solicitud de postergación de la votación de la reforma constitucional que establece el voto voluntario y la inscripción automática en los registros electorales, refleja la necesidad de sincerar el discurso político.

La petición de quitar la discusión inmediata formulada por el diputado DC Jorge Burgos, el secretario general del PS, Marcelo Schilling, el presidente de la comisión, Edmundo Eluchans (UDI) y el diputado Alberto Cardemil (RN), más opiniones contrarias expresadas con anterioridad por los senadores Carlos Ominami (PS), Mariano Ruiz Esquide (DC) y Víctor Pérez (UDI), los diputados del PRI y la ex DC Alejandra Sepúlveda, representa un serio traspié para la promulgación del proyecto aprobado por el Senado, dificultando su implementación para las elecciones de este año.

De acuerdo a la encuesta CEP, un 78% de los chilenos considera que el voto debiera ser voluntario y un 91% de los encuestados manifiesta que tiene poca o nada de confianza en los partidos políticos. Según una encuesta de Libertad y Desarrollo, el 89% de los no incritos y el 82% de los inscritos está de acuerdo con el voto voluntario.

Estos hechos reflejan la inconsistencia del discurso político respecto a aumentar la participación ciudadana e incorporar a los jóvenes en los procesos electorales. Un mercado electoral envejecido y cautivo, todavía anclado en la añeja diferenciación del SI y el NO, representa una certeza demasiado tentadora y que impide una real competencia.

Si los parámetros que utilizan la Fiscalía Nacional Económica y el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia se aplicaran a la política, sería el momento de aplicar sanciones condenatorias.

Ambas instituciones nos protegen con celo como consumidores, pero no como ciudadanos. La institución del Defensor de Personas ha sido postergada inexplicablemente por la Cámara de Diputados. Los partidos políticos han capturado la política y nosotros somos sus rehenes.

Ante la indefensión en que nos encontramos, no nos queda más que defendernos nosotros mismos, y al parecer, la única alternativa que nos va quedando, es el voto nulo en las próximas elecciones parlamentarias.

Entendiendo que la elección presidencial será la "madre de las batallas", sería iluso pedir la abstención de votar por uno de los candidatos. Pero lamentablemente lo único que podremos hacer es debilitar la representatividad de nuestro Congreso.

En teoría son nuestros representantes, pero no nos interpretan, sino que se dedican a privilegiar sus propios interes por sobre los intereses nacionales, con una impunidad total. No existe seguimiento de las votaciones, no existen rendiciones de cuentas a sus electores, ni explicaciones sobre los motivos de sus votaciones. Una vez elegidos, se olvidan completamente de sus electores y nosotros no tenemos ninguna forma de control.

La combinación de voto obligatorio más sistema binominal les permite manter un mercado electoral cautivo. Ni la concertación ni la alianza tienen adhesiones superiores al 20% de la población. ¿Qué pasa con el 60% restante? Porqué se apropian de un inexistente derecho a representarnos? Por eso, y aunque es lamentable, sólo el debilitamiento de la representatividad del Congreso permitirá el surgimiento de organizaciones ciudadanas, que sí nos representen.

Hace mucho tiempo que la clase política dejó de representar a la ciudadanía. Llegó el momento de recuperar nuestra calidad de mandante. El precio que hay que pagar: nuestro voto parlamentario.
Artículo publicado en sitios web www.politicastereo.tv y nomasapernados.blogspot.com