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martes, 1 de febrero de 2011

¿ QEPD la antigua forma de gobernar?


Existe consenso sobre la falta de resultados de los asesores presidenciales en dotar de un relato central al gobierno. Aún ahora, después de más de un año de las elecciones presidenciales, las críticas y recomendaciones de expertos, adversarios y partidarios se mantienen e incluso se intensifican.

Si se les preguntara a los chilenos cuáles fueron los hechos más significativos del gobierno del Presidente Piñera en su primer año, lo más probable es que la gran mayoría recordaría sólo el rescate minero -acontecimiento no programado, pero bien aprovechado-. ¿Alza de impuestos para la reconstrucción, gran acuerdo educacional o negociación sobre subsidio gas magallánico? ¿Serán éstos recordados por la ciudadanía como hitos importantes? Para qué hablar de ingreso ético familiar, eliminación del 7% de salud a jubilados, uniones de hecho o ampliación del post natal, que hasta ahora se ven sólo como promesas incumplidas…

Los asesores presidenciales olvidan, que al igual que nuestros hijos con nosotros sus padres, los ciudadanos evalúan de acuerdo a lo que el gobierno HACE y no a lo que DICE, siendo especialmente críticos cuándo no existe coherencia entre el decir y el actuar. Con una agenda capturada por las piñericosas y polémicas tan evitables como las elecciones ANFP o el aterrizaje forzoso en helicóptero, pareciera que el mandatario y sus asesores se esforzaran en construir un relato paralelo, dónde lo anecdótico deja en segundo plano lo importante, aportando en forma permanente una seguidilla de HECHOS menores, irrelevantes pero llamativos, capaces de desvirtuar y desinflar cualquier DISCURSO comunicacional.

La gran capacidad de gestión -unos de los mayores atributos presidenciales en las encuestas-, queda oculta bajo los estériles esfuerzos dirigidos a “anunciar los anunciosque intentan infructuosamente reforzar el incipiente relato del gobierno, pero sólo lo debilitan en un contexto de baja credibilidad.

Por el contrario, sólo 15 días bastaron al nuevo ministro de Defensa, Andrés Allamand, para construir un sólido relato respecto a su cartera: transparentar las instituciones de la Defensa Nacional. Las renuncias del ex ministro Ravinet (quién se opuso desde el inicio al requerimiento del Consejo de Transparencia), del general Le Dantec, Jefe del Estado Mayor Conjunto, del general (R) Izurieta, subsecretario de Defensa (no aceptada) y de Cristián Pizarro, agregado cultural en España involucrado en irregularidades de la Regata Bicentenario, se convirtieron en fuertes señales para el mundo militar… y la opinión pública.

Los sumarios iniciados en Contraloría, el cuestionamiento al contrato de parientes del general (R) Ricardo Ortega, el traspaso de la administración al Ministerio de Hacienda de los recursos reservados, la disolución del Consudena (Consejo Superior de Defensa Nacional) y el envío de un nuevo proyecto sobre la Ley del Cobre, reflejan una firme intención de poner orden en el Ministerio de Defensa, el que durante casi 50 años se ha manejado con escasa transparencia. ¿Cuántas campañas políticas se habrán financiado con los fondos de la cuestionada ley cuprífera? ¿Cuántas irregularidades se habrán realizado bajo el pretexto de la seguridad del Estado?

El titular de Defensa ha limitado sus discursos en este tenso ambiente. En una ceremonia en Lolol -¿agendada con tiempo o improvisada recién?-, el ministro Allamand elogió la labor posterremoto de las FF.AA., frente al jefe de la Fach, Jorge Rojas y al comandante en jefe del Ejército, Juan Miguel Fuente-Alba (éste último especialmente invitado ante señales de que no iba a asistir).

Es decir, en dos semanas el ministro Allamand construyó un certero y potente relato político de su cartera, además de enlazarlo perfectamente con el talón de Aquiles de los últimos gobiernos de la Concertación: la falta de transparencia. Fueron precisamente estas prácticas políticas las que alejaron a una gran cantidad de electores del proyecto concertacionista. La permanente sensación de impunidad de ciertos grupos de poder fue lo que motivó un cambio de dirección en la política de nuestro país. El ex senador, con una economía de anuncios y basado en hechos concretos -totalmente antagónica a la forma de comunicar del mandatario- captó la atención de la opinión pública en un tema que convoca a muchos ciudadanos: el fin a la impunidad.

Por eso, resulta doblemente interesante la irrupción del discurso del titular de Defensa:de partida, porque provoca un inmediato impacto en las comunicaciones de todos los presidenciables, obligándolos a centrarse en el HACER y no tanto en el DECIR. Pero además porque consolida un importante precedente en los estándares de nuestro ámbito nacional, al intervenir definitivamente los parámetros de impunidad política. Hoy, desterrado el constante ambiente de permisividad de décadas, si se descubrieran casos como los de CIMM, Subsecretaría del Trabajo, Chiledeportes, Conadi, Gobierno Regional de Valparaíso, compra de aviones Mirage, Registro Civil, becas Valech, EFE, entre tantos otros, no cabe duda que las reacciones ciudadanas serían mucho más adversas.

Por eso, esa veta comunicacional descubierta por el ministro Allamand podría servir a todos los ministros -e incluso al Jefe de Estado- para la elaboración de un nuevo y anhelado relato de gobierno, el que aún se vislumbra tímidamente: “emparejar la cancha para todos”, la promesa no cumplida de la Concertación, desarmando los grupos de poder que aún abusan de las mayorías. ¿Que en paz descanse la antigua forma de gobernar?
Columna publicada en La Tercera Online

jueves, 15 de abril de 2010

Gobierno: al ritmo de la cumbia de los picados


La redefinición de identidad política no sólo incumbe a la Concertación, sino que también concierne a la Coalición por el Cambio. Acostumbrada a estar en la oposición durante 20 años, la Alianza por Chile todavía no asume su rol comunicacional de conglomerado oficialista en la construcción de la agenda pública.

Las fuertes críticas del senador Allamand (RN) al gobierno del Presidente Piñera provocaron un revuelo en el ámbito político. En el programa Entrevista del Domingo de TVN y días antes del lanzamiento de su libro “La estrella y el arco iris” -escrito junto a su pareja, la diputada Marcela Cubillos (UDI)-, el parlamentario acusó de desprolijidad comunicacional al proceso de instalación de la nueva administración, además del ya denunciado conflicto de interés derivado de la propiedad de Chilevisión.

Las inmediatas declaraciones de la senadora Matthei -en gira oficial en EE.UU.- sobre estos comentarios del senador Allamand, sólo hicieron escalar el conflicto. Su expresiva referencia a la poco conocida “cumbia de los picados” le agregó sabor regional a su respuesta, confirmando de paso la existencia de potenciales díscolos en la derecha y una importante señal de división en la Coalición por el Cambio. Bien lo supo la ex Presidenta Bachelet en su conglomerado, cuando al inicio de su mandato intentó propulsar un “gobierno ciudadano”, provocando el rechazo de los partidos políticos oficialistas. Este “gobierno de excelencia” también podría seguir los mismos pasos.

A su vez, en vez de retractarse y con una mayor cobertura, el parlamentario insistió en sus cuestionamientos, señalando que todos los dirigentes de la Coalición por el Cambio eran partidarios de que el mandatario se desprendiera de Chilevisión. Además de ser un flanco abierto desde el 17 de enero, este previsible conflicto de interés cobró visibilidad una vez resuelta la venta de Lan. Las conciliadoras declaraciones en Santiago de la ministra vocero de Gobierno, Ena Von Baer, pasaron prácticamente desapercibidas y no lograron desescalar el conflicto ya desatado.

Por su parte, el Presidente Piñera rápidamente se vio obligado a responder los cuestionamientos del parlamentario. En plena visita oficial en Washington, al ser entrevistado en el programa Panorama Mundial de CNN en Español, la periodista Patricia Janiot -además de consultarle por los ineludibles conflictos de intereses- le preguntó por las críticas del senador Allamand. En específico, se refirió sobre las acusaciones de personalismo presidencial y la falta de figuras políticas en el gobierno.

A pesar de que el mandatario contestó en forma general, sin explayarse innecesariamente en el tema ni entrar en detalles pequeños, la oportunidad no favoreció al Jefe de Estado. La extensa cobertura de la red de televisión -señal de 24 horas de noticias dirigida al mercado latinoamericano- y la atención de los medios nacionales e internacionales en esta visita oficial sirvieron para consolidar el conflicto interno entre partidarios del Presidente Piñera. La escenografía de CNN tampoco contribuyó a minimizar la respuesta: el formato del extracto difundido -plano medio del mandatario- hizo recordar los anuncios realizados en las cadenas nacionales en nuestro país. Si en vez de la Casa Blanca hubiera estado La Moneda, la respuesta del Presidente al parlamentario hubiera parecido una red voluntaria de radio y televisión.

En contrapartida, el plan de reconstrucción nacional quizás requiera una mayor solemnidad en su presentación. Con una audiencia acostumbrada a frecuentes cadenas nacionales en el gobierno de la ex Presidenta Bachelet -en especial en el último año-, un proyecto de tanta relevancia social no debiera ser anunciado en forma tan interrumpida y difusa. El equipo comunicacional de la ex mandataria no hubiera desperdiciado oportunidad tan grande para reforzar el rol del gobierno ante la opinión pública.

En cambio, las actuales medidas han sido comunicadas a través de esporádicos y desordenados anuncios: tras una reunión con el Comité Ejecutivo de la CPC, en anuncios ocasionales desde Nueva Orleans o Washington , presentación de planes aislados de carteras o posibles fuentes de financiamiento. De hecho, los parlamentarios de oposición ya anunciaron su rechazo al reciente proyecto para el Fondo de la Reconstrucción e Incentivo a las Donaciones presentado al Congreso.

Un plan tan relevante para el país y con un presumible rechazo de la oposición, no puede ser comunicado a gotas mientras el Presidente está de gira en el extranjero. Menos aún, el pedir desde la distancia al Congreso -trinchera de la oposición-, una rápida aprobación al plan de reconstrucción. Estas medidas sólo producen un desgaste innecesario en un debate estéril que distrae la atención de los temas prioritarios.

Sin embargo, la próxima presentación del plan de reconstrucción nacional puede ser una gran oportunidad para un despliegue comunicacional. El gobierno y la Coalición por el Cambio deben asumir con mayor solemnidad, responsabilidad y profundidad su rol en la construcción de la agenda pública.

Columna publicada en latercera.com: http://blog.latercera.com/blog/ajiron/entry/gobierno_al_ritmo_de_la