Magíster en administración de empresas(MBA)de la Universidad del Desarrollo, con postítulos en Comunicación Corporativa y en Estudios de Audiencias, ambos de la Pontificia Universidad Católica, abogado egresado de la Universidad de Chile, comparte en estas páginas su visión multidisciplinaria sobre distintos ámbitos de la actualidad nacional.
miércoles, 26 de septiembre de 2012
Unas primarias de juguete (11-6-12)
¿Hasta cuando se sostendrá un sistema político democrático, pero ilegítimo, que no representa para nada a la inmensa mayoría de chilenos? ¿Hasta dónde deberá llegar la ciudadanía para recuperar autoridades políticas que sí la representen?
En la última encuesta Adimark (mayo 2012), sólo el 33% de los chilenos aprueba la forma como el Presidente Piñera conduce su gobierno. Lo que hubiera provocado un duelo oficial hace dos años atrás, hoy es motivo de celebración en La Moneda dado el aumento de siete puntos en la aprobación presidencial. Y sólo un punto más (34%) obtuvo la aprobación del Gobierno, lo que también constituye una buena noticia para la administración Piñera, dados estos tiempos tan difíciles para el establishment político.
Sin embargo, el golpe de gracia viene con las evaluaciones de las dos grandes coaliciones, en que se evidencia el ya irreversible divorcio que existe entre electores y partidos políticos: Concertación (19% de aprobación vs 67% de desaprobación) y Alianza (25% de aprobación vs 62% de desaprobación).
A pesar de esta evidente ruptura, las reformas políticas propuestas por el Gobierno han sido bastante tímidas, encontrándose con un evidente rechazo en el Congreso a cambiar las reglas del juego. Por supuesto que las actuales reglas del juego benefician la perpetuación de los parlamentarios -a no ser que sean llamados al Ejecutivo-, y ya queda claro que no existe voluntad política para cambiarlas, salvo honrosas pero escasas excepciones.
Con un criterio que no pasaría un simple análisis del Tribunal de Defensa de la Libre Competencia, el Gobierno optó por no hacer correcciones a su proyecto de ley ingresado en el Congreso y que busca instaurar un sistema de elecciones primarias a alcaldes, parlamentarios y a Presidente de la República (boletín 7911-06). En consecuencia, se mantiene la exigencia establecida en la reforma original, que estipula que no podrán participar en primarias los independientes “que no sean presentados ni cuenten con el patrocinio de partidos políticos o de pactos electorales”.
Los precandidatos presidenciales Andrés Velasco y Claudio Orrego hicieron una solicitud expresa al ministro secretario general de la Presidencia, Cristián Larroulet, en el sentido que se permitiera la participación de candidatos independientes en primarias, aunque fuera sujeta a la presentación de un número determinado de firmas. Sin embargo, el titular de la Sesgpres prefirió mantener el texto original en este punto, confirmando la sujeción de los candidaturas independientes a la autorización de algún partido político.
Con esto, el ministro Larroulet pavimenta una eventual postulación del ministro Laurence Golborne -potencial candidato de la UDI-, pero excluye de inmediato la participación en primarias de cualquier otro candidato independiente. Si esto es así para las presidenciales, con mayor razón será para las parlamentarias y municipales, consolidando el nuevo flanco de la falta de legitimidad de nuestro sistema democrático. Que dos conglomerados con escasas aprobaciones ciudadanas cercanas al 20% sean las encargadas de definir los candidatos presidenciales, parlamentarios y municipales, deslegitima cualquier mecanismo que pretendiera asimilarse a una primaria. ¿Que pasa con ese 60% no representado por nadie?
La reforma tributaria ya fue tildada como una “de macetero”. Con este nuevo proyecto de ley se logra que la ciudadanía juegue por fin a las primarias, desviando atención, tiempo y recursos y creando una aparente sensación democrática que no se condice con la realidad. Pero por supuesto será sólo con candidatos de partidos políticos o patrocinados por éstos últimos, impidiendo la participación de candidatos independientes que pudieran representar mejor a la ciudadanía.
La ciudadanía ha constatado cómo la clase política se esfuerza por mantener o recuperar el poder, postergando por completo los intereses del chileno común y corriente. Ahora, con los actuales proyectos de reformas políticas -en las que se incluye el actual proyecto de primarias- éstos sólo intentan dar un perfume de democratización de nuestro precario sistema político, pero no mejora en nada la competitividad de un sistema anquilosado y que ya no da abasto. Hoy más que nunca, es preciso revisar con extremo cuidado la ya permanente letra chica de las iniciativas legales del gobierno, en especial en materia de reformas políticas.
Con esto, el ministro Cristián Larroulet al garantizarle a los partidos políticos la administración de los puntos de distribución de precandidatos, le ofrece en bandeja a nuestra autopoiética clase política la posibilidad de perpetuarse indefinidamente. Si hace dos años era impensable que un gobierno tuviera una evaluación inferior al 33% -y hoy es una realidad que no sorprende a nadie-, seguiremos viendo cómo las débiles instituciones políticas de nuestro país continúan en su abismante e irreversible caída en adhesión ciudadana, trasladando el debate desde el Congreso hasta la calle y permitiendo incrementar este clima de violencia y de descontrol al que los chilenos nos estamos acostumbrando.
Columna publicada en La Tercera Online
El puebo, unido, avanza sin partidos! (28-5-12)
Tal como señaló el propio mandatario en su discurso: “La sociedad de oportunidades, seguridades y valores necesita una democracia e instituciones sanas, transparentes, participativas y respetadas. Para ello es imperioso avanzar con urgencia en dos caminos paralelos y complementarios: acercar la política a la gente y acercar la gente a la política”.
Dichas loables intenciones, sin embargo, pasan por un cedazo mucho más fino: el de los partidos políticos y sus representantes en el Congreso. Son ellos quienes legislan, aprueban o rechazan los proyectos de ley presentados por el Gobierno, e incluso pueden comprometer sus votaciones en algunos proyectos a cambio de la demora en otros.
Con una normativa que no sobreviviría a ningún estudio del Tribunal de Defensa de la Libre Competencia o del Sernac, este statu quo beneficia solo a algunos pocos en vez de a la mayoría. En tan sólo 20 años, se puede confirmar la destrucción de la representatividad ciudadana, transformándose en un sistema democrático pero ilegítimo.
La inscripción automática; el voto voluntario; el proyecto de ley sobre primarias (aprobado por la Cámara de Diputados y ahora para aprobación del Senado), actualmente con suma urgencia; la iniciativa popular de ley (moción de los senadores Chahuán, Bianchi, Girardi, Navarro y Rossi) que duerme plácidamente en el Senado; o el voto de chilenos en el extranjero constituyen avances -aunque no suficientes- en materia de modernización de la política chilena.
Así y todo, el discurso presidencial se limitó a dos grandes anuncios en materia de reformas políticas: una reforma a la Ley de Partidos Políticos y una iniciativa para fortalecer la probidad pública, la transparencia y la regulación del lobby. Transcurrida casi una semana desde el discurso presidencial, ninguno de los proyectos de ley anunciados ha sido presentado al Congreso.
Sin embargo, hay que tener presente que la voluntad del Ejecutivo no basta para implementar una reforma política. Por ejemplo, desde el 2003, se han presentado cuatro proyectos de ley que intentan regular el lobby, iniciativas que también duermen envidiablemente en el Congreso. ¿Falla de los gobiernos de turno en las administraciones de las urgencias legislativas? ¿Rechazo de los parlamentarios a regular la fuente de financiamiento de sus actividades políticas? ¿O simples cachetadas de payasos para desorientar a la opinión pública?
Para mejorar la calidad de nuestra política y democracia, se necesita mucho más que un sempiterno discurso, compuesto sólo por declaraciones y presentaciones de proyectos de ley. Se requiere además de una muñeca política acertada, que logre la aprobación de todas las necesarias reformas políticas. Encontrándonos frente a dos años eleccionarios, ésta es la oportunidad para que el Gobierno se empodere, le otorgue suma urgencia a todos sus proyectos de reformas políticas y saque al pizarrón a todos los legisladores que demoren su tramitación, no asistiendo a las sesiones legislativas, o bien votando en contra de las iniciativas legales.
Diagnósticos hay muchos, lo que falta es la voluntad política de legislar. Recientemente el CEP y CIEPLAN presentaron un paquete de políticas públicas. Lucas Sierra y Francisco Javier Díaz, propusieron, entre un cúmulo de medidas, el reemplazo del sistema binominal, nuevas formas de financiamiento estatal para las colectividades, límites a la reelección en cargos públicos, y diversas modificaciones tendientes a transparentar y democratizar los partidos políticos.
Muchos han sido los anuncios del ejecutivo, sin que haya tenido un resultado concreto en nuestra legislación: en agosto 2011 con su reforma al sistema binominal; en septiembre 2010 con su anuncio que los ciudadanos podrían presentar proyectos de ley para su tramitación en el Congreso; en mayo 2008, el reincidente Francisco Vidal informaba el envío de un proyecto de ley que contemplaba el financiamiento de los partidos políticos; en abril del 2007, un flamante Antonio Viera Gallo, entonces ministro secretario general de la Presidencia, confirmaba el ingreso con suma urgencia de un proyecto que modificaba el sistema binominal; todas iniciativas legales sin ningún resultado.
Por otra parte, los representantes de los partidos políticos en el Congreso también han presentado distintas mociones dirigidas a reformar el sistema político. Ya en septiembre de 2005, el diputado Gabriel Ascencio presentó una moción que corregía el sistema binominal. En octubre de 2008, los mediáticos diputados Gabriel Ascencio, Álvaro Escobar, Ramón Farías y Esteban Valenzuela presentaron un proyecto de ley que establecía primarias para seleccionar candidatos a cargos de elección popular. Ninguno de los proyectos se convirtió en realidad, ni siquiera en la época inicial en la ex Presidenta Bachelet mantuvo la mayoría en el Congreso.
Hoy, que el 63,2% de la ciudadanía quiere cambiar el sistema binominal (El Mostrador-U. Mayor), el Presidente todavía no se convence de apoyar un proyecto que lo modifique, asumiendo todos los riesgos de un sistema democrático no representativo. Con la excepción de la UDI -que abiertamente postula la mantención de un sistema que los beneficia-, pareciera que hay fuerzas ocultas en el Congreso que también apoyan la mantención del statu quo.
Ahora, en que todos parecieran estar de acuerdo en la necesidad de modernizar el sistema político, en que existe un consenso transversal respecto al diagnóstico acerca de la escasa representatividad ciudadana, sospechosamente son pocos los resultados concretos. Resulta, en consecuencia, perfectamente legítimo pensar que tanto anuncio, tanto proyecto de ley presentado, tanta moción legislativa archivada con tan pocos resultados, no dejen de ser sólo meras cachetadas de payaso.
Columna publicada en La Tercera Online
Nueva comunicación política (27-4-12)
“Mesa de Diálogo”, con Rayén Araya. Invitados: Pablo Matamoros y Andrés Jirón.
lunes, 27 de febrero de 2012
27F: La necesaria responsabilidad política

Por otra parte, las acusaciones contra la lentitud de los trabajos de reconstrucción post terremoto evidencian un cambio de paradigma en la ciudadanía, la que exige sus derechos. Está claro que no se seguirá aceptando ineficiencias como las demostradas en el tsunami ocurrido en Aysén el 21 de abril de 2007 o la reconstrucción de Tocopilla, después del terremoto del 14 de noviembre del mismo año. Y aunque el Gobierno estime que se ha avanzado el 68% en las obras de reconstrucción de las zonas afectadas por el sismo del 2010, todavía existe una importante deuda pendiente en materias de vivienda. Aunque en materias de obras públicas esté ejecutado el 99,8% de lo proyectado o que en materia de salud el 100% de los establecimientos esté operativo, no compensan a los damnificados por la pérdida de sus viviendas. La entrega de 100 mil subsidios durante el 2010 o de 220 mil en el 2011 no son soluciones definitivas, desvirtuando las glamorosas declaraciones gubernamentales respecto al cumplimiento de los objetivos fijados.
Las regiones afectadas, la ciudadanía, los electores, Chile, la sociedad globalizada, y, en general el mundo ha cambiado, y se empieza a instalar un nuevo concepto: la efectividad de la responsabilidad política. Hasta hace poco tiempo atrás, ésta era una sarta de declaraciones líricas que hacían las autoridades ante la opinión pública, pero vacías de acciones concretas. Hoy la ciudadanía castiga la teoría del empate y las defensas corporativas. En cambio, comienza a exigir que cada político asuma la responsabilidad de sus acciones, al igual que cualquier otro trabajador chileno.
viernes, 20 de enero de 2012
Binominal: El complejo juego de ajedrez

Respecto al cambio del sistema electoral, se limitan a mencionar un sistema proporcional corregido, pero sin mencionar detalles como número de escaños adjudicados por distrito o circunscripción, forma de candidatura o de votación, transformación de votos en escaños ni tampoco umbrales de votación para participar en el reparto proporcional. Para dos meses de trabajo conjunto, se trata de una propuesta bastante desprolija y poco completa. ¿Volador de luces que busca distraer a la opinión pública? ¿Un parelé a los compañeros de conglomerado que intentaron ningunear a la DC y a RN? ¿Un tate quieto al Gobierno al instalar una institución que desempodera al Presidente? ¿O sencillamente todas las anteriores?
El clima político se ha visto convulsionado por distintos enfrentamientos en estas últimas semanas. Declaraciones van, declaraciones vienen, las confrontaciones se han instalado entre Gobierno y oposición, ministros y parlamentarios, compañeros de coalición, partidos y partidarios…Muchos han sido los elementos detonantes: reforma tributaria, declaraciones de Camila Vallejo, competencia interna en el PPD, marginación de ChilePrimero del bloque de gobierno, entre tantos otros. Pero la guinda de la torta es la reforma del sistema binominal: una férrea e inicial oposición de la UDI y de una parte de RN a cualquier cambio llegó incluso hasta el Presidente Piñera. La temprana petición de los jefes de la UDI y RN al Presidente Piñera de no priorizar las reformas políticas y tributarias sinceró sus deseos manifiestos de mantener el statu quo imperante.
La consiguiente respuesta de la oposición no se hizo esperar, quién de inmediato emplazó al mandatario a terminarlo de una vez. Su posterior cuestionamiento a todos los partidos, pero en especial a los partidos oficialistas, por su imposibilidad de lograr acuerdos sólo le agregó leña al fuego. Los posteriores llamados a la unidad sucedieron las fuertes controversias, intentando mostrar una forzada señal de equipo, en especial para la celebración de los dos años del Ejecutivo en el Gobierno.
Con los más bajos índices en cuanto a confianza en los Partidos Políticos (7%) y en el Congreso (13%), según la encuesta CEP Nov-Dic 2011, la cuestionada forma de aumentar el número de senadores y diputados genera un fuerte rechazo en la opinión pública. Por supuesto que se interpreta como la solución fácil, la doblada de mano necesaria para que los actuales legisladores no se sientan atemorizados en sus cargos, asumiendo todos los costos de esta reforma los contribuyentes chilenos. Por otra parte, en un período especialmente difícil en lo económico y que se conjuga con la necesidad de financiamiento de muchas demandas sociales, este es un año para buscar la eficiencia del gasto público y no su ampliación. La idea de ampliación de la cantidad de legisladores sólo refleja un doble discurso respecto a los objetivos de una eventual reforma tributaria y a la prioridad de privilegiar una agenda social.
Más directa, más definida y más completa es la presentación por parte de los senadores Carlos Bianchi (IND), Carlos Cantero (IND) y Antonio Horvath (RN) del proyecto de ley que establece un sistema mayoritario uninominal: no se aumenta el actual número de parlamentarios y se establece que las dos primeras mayorías de votos individuales sean electas, eliminando cualquier posibilidad de alterar la voluntad popular.
Según la ya referida encuesta CEP (Nov-DIC 2011), en un contexto en que el 60% de los chilenos estima que el sistema binominal debe cambiarse, y el 23% no sabe o no contesta, esta feroz pugna sobre su mantención o modificación sorprende a la ciudadanía y sólo certifica la escasa sensibilidad de gran parte de la clase política con las demandas ciudadanas. Pero más que eso, la opinión pública ya entendió que detrás de este debate sobre las reglas del juego, hay actores que quieren mantener sus sobrerepresentaciones.
sábado, 31 de diciembre de 2011
CEP: El gran fracaso del gobierno

¿Cómo este inicial “gobierno de los mejores” no ha sido capaz de captar la simpatía de la ciudadanía chilena? ¿En qué ha fallado sistemáticamente para no poder lograr algo de benevolencia de parte de la opinión pública? ¿De qué han servido sus obras concretas: eliminación del 7% de salud para los adultos mayores, promulgación del nuevo postnatal, creación de 545.080 mil nuevos puestos de trabajo, fin de listas de espera Auge en hospitales, aprobación ley de inscripción automática y voto voluntario o implementación del Sernac Financiero? ¿A cuánto hubieran llegado los índices de desaprobación sin estas medidas? ¿O definitivamente no provocaron ningún efecto? En este último caso, ¿por falta de relevancia o por mala comunicación?
Es que falta mística. Sin duda que se echa de menos ese William Wallace, ese Corazón Valiente que alentaba a sus huestes a luchar por una causa común. Porque a pesar de sus asesores comunicacionales, este gobierno ha sido incapaz de crear un relato que logre enlazar la buena voluntad de todos los chilenos o que despierte algo de fe en esta administración. Quienes sí capitalizan estos proyectos son sus ministros, quienes en forma individual aumentan sus respaldos, sin traspasar nada al Presidente Piñera o gobierno. Tal como lo demostró el sobreexpuesto ministro Longueira, quién, con extraordinaria precisión instaló su relato de lucha contra el abuso y revirtió en poco tiempo sus altos índices de rechazo. Está claro que una buena comunicación jamás podrá ocultar por mucho tiempo una débil gestión -como ya quedó demostrado-; pero una buena gestión jamás podrá brillar sin una buena comunicación.
Hoy ni siquiera todos los jefes de cartera parecen estar comprometidos con la gestión gubernamental. El tiro de gracia fue la renuncia “por motivos personales” de los ministros Bulnes y Galilea. ¿Primera señal de que el barco se hunde y los ratones lo abandonan? ¿O es sólo la constatación del permanente éxodo de funcionarios públicos al sector privado y de la poca capacidad de la administración Piñera para retener talentos?
Los lapidarios resultados de esta encuesta CEP no sólo reflejan un fracaso en las estrategias gubernamentales para captar adhesión ciudadana, sino que también anuncian la anticipación del temido síndrome del pato cojo. Este alto rechazo sumado a un ambiente de fuertes divisiones en partidos políticos, de surgimiento de varios presidenciables en el ejecutivo y de una oposición dispuesta a negar la sal y el agua, permite visualizar desde ya un difícil segundo tiempo presidencial. El conflicto estudiantil, la amenaza de crisis económica mundial y las elecciones municipales -que detonarán todas las pugnas internas partidistas- aumentarán las demandas ciudadanas y dificultarán cualquier intento de revertir índices de desaprobación en un contexto de tardanza del gobierno para escuchar demandas ciudadanas.
¿O este descontento ciudadano se dirige hacia la impactante desigualdad que todavía reina en nuestro país y que el “gobierno de los empresarios” ha asumido gratuitamente? Entonces el legado de reformas de esta administración deberá ser mucho más profundo aún. Para esto se requiere valentía y habilidad para alinear interlocutores tras objetivos comunes. Ojalá no sea demasiado tarde, ya que a pesar de todos los esfuerzos gubernamentales de este último semestre, la desaprobación aumentó significativamente (desde el 53 al 62%). Conclusión: se confirma que seis de cada 10 chilenos rechazan la forma en que Sebastián Piñera está conduciendo su gobierno.
viernes, 16 de diciembre de 2011
Los que 'no' votaron el reajuste

¿Algún intento de sujetar remuneraciones del sector público a resultados? ¿Algún debate sobre la necesidad de mantener el estatuto administrativo? ¿Alguna reflexión acerca de la (in)conveniencia de que empleados públicos se rijan por Código del Trabajo, como el resto de los chilenos? ¿Propuestas para que chilenos dejemos de ser víctimas de sus paros, sin perjuicio de la legitimidad de sus demandas? ¿Planteamientos de cómo liberar -o compensar- al usuario víctima de una decisión unilateral del funcionario de un servicio estatal monopólico?
A su vez, ¿propuestas para mejorar las complejas condiciones de trabajo de los empleados públicos? ¿Alguna idea acerca de cómo revertir el sostenido crecimiento de los trabajadores a contrata en los últimos 10 años, haciendo del Estado el peor empleador en Chile? ¿Críticas al silencio cómplice de la Dirección del Trabajo, que calla una situación que no toleraría a un privado? ¿La paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio? ¿Alguna fórmula para que los trabajadores estatales puedan negociar colectivamente? ¿Posibilidades de sindicalización en la administración pública?
Nada de nada, salvo un bochornoso y permanente silencio de nuestras autoridades desde el retorno a la democracia. Ni el Ejecutivo, ni el Legislativo, ni la Anef, ni cualquier otro interlocutor se han atrevido a instalar la necesidad de modernizar el aparato estatal, limitándose hasta ahora en proteger sus pequeños intereses particulares. Mejor esconder la mugre debajo de la alfombra y hacer como que no ha pasado nada, hasta que la historia se repita el próximo año. De partida, ya está más que claro que la inamovilidad del funcionario público, ha jugado, juega y seguirá jugando en contra de su estabilidad laboral, provocando un verdadero círculo vicioso. Un beneficio que inicialmente entregó seguridad al sector público, hoy se convierte en un incentivo perverso. Los cuidados del sacristán están matando al señor cura…
En los últimos 10 años, el gasto en remuneraciones del personal a contrata ha aumentado en la planilla de remuneraciones de la administración pública desde el 17, 7% (2000) al 34,5% (2010), independiente del color del gobierno de turno. ¿Se mantendrá esta tendencia hasta que se extingan los últimos viejos dinosaurios que persisten en el sector público? ¿Cuándo será el momento de abordar una reforma estructural que permita la modernización del servicio público que Chile se merece? Es discutible que ellos merezcan estar en una situación laboral mejor que el resto de los chilenos, pero también innegable que no pueden estar peor. ¿Inamovilidad vs estabilidad? Es la gran controversia que nadie se ha atrevido a explorar…
Pero una cosa es la política del avestruz del gobierno de turno y otra cosa es la representatividad de nuestros parlamentarios. El reajuste fiscal es materia de ley todos los años y debe ser votada por nuestros representantes en el Congreso. ¿Por qué 9 diputados no votaron este proyecto? No es que hayan votado a favor o en contra. Simplemente no votaron. ¿Qué fue lo que les pasó? ¿Consideraron que no era un tema importante? ¿Sienten que los funcionarios públicos no votaron por ellos, y por lo tanto, no deben representarlos? ¿Tenían otras prioridades en el momento de la votación? ¿O bien hay intereses ocultos que no convenía explicitar? Si la eterna omisión resulta dolorosa, la irresponsabilidad es inaceptable.
- Eduardo Cerda; Valparaíso; PDC; 1990-1994, 2010-2014; presente en sala según lista de asistencia.
- Marta Isasi; Tarapacá; IND; 2006-2010, 2010-2014; presente en sala según lista de asistencia.
- Carlos Abel Jarpa; Bío Bío; PRSD; 1998-2002, 2002-2006, 2006-2010, 2010-2014; presente en sala según lista de asistencia.
- Fernando Meza, Araucanía; PRSD; 2006-2010, 2010-2014; presente en sala según lista de asistencia.
- Andrea Molina; Valparaíso; UDI; 2010-2014; Licencia Médica, pareada.
- Manuel Monsalve; Bío Bío; PS; 2006-2010; 2010-2014; presente en sala según lista de asistencia.
- Iván Norambuena; Bío Bío; UDI; 2002-2006, 2006-2010, 2010-2014; presente en sala según lista de asistencia.
- Patricio Vallespín; Los Lagos; PDC; 2006-2010, 2010-2014; presente en sala según lista de asistencia, Pareado.
- Pedro Velásquez; Coquimbo; IND; 2010-2014; presente en sala según lista de asistencia.
¿Quién controla las inasistencias de los diputados? Nadie ¿Quién controla que los diputados no marquen su asistencia y luego se retiren? Nadie. ¿Quién controla que el honorable elegido por mí me represente? ¿Quién controla que sus gárgaras ante las cámaras de televisión se conviertan en votos de proyectos de ley que las respalden? Nadie. Como está más que claro, cero control. Por eso, urgen las reformas políticas, ante una crisis de representatividad cada vez más profunda.
Columna publicada en La Tercera Online