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viernes, 19 de marzo de 2010

Gobierno: demoras en plazos y conflictos de intereses


Las entusiastas declaraciones del ministro de Hacienda, Felipe Larraín respecto a la aprobación unánime del bono marzo en el Congreso, constituyeron un fuerte apoyo a la construcción de credibilidad del nuevo gobierno en su período de instalación. El economista recalcó que este proyecto era un compromiso de campaña que habían tomado muy seriamente. “El gobierno del Presidente Piñera cumple y hemos tenido el apoyo unánime de los parlamentarios", agregó el titular de dicha cartera. Por consiguiente, la iniciativa legal se convertirá en la primera ley del mandatario.

Pero además del cumplimiento de todas las promesas electorales -obviamente modificadas por las prioridades surgidas del terremoto y maremoto-, el actual gobierno se ha esmerado en matar uno de los mayores fantasmas del último período presidencial: la falta de efectividad. Comisiones ciudadanas, paneles de expertos y comités transversales realizaron durante años innumerables diagnósticos, sin que necesariamente sus conclusiones se llevaran a la práctica.

Por esta razón, para el nuevo gobierno resulta fundamental mostrar resultados inmediatos, en especial ante la urgencia de una catástrofe de tal magnitud. En consecuencia, dos días después de asumir el mando, el Presidente Piñera fijó cortos plazos a sus ministros para restablecer la normalidad en las áreas de educación, salud y vialidad.

En Educación, le estableció un plazo de 45 días a Joaquín Lavín, ministro del ramo, para normalizar el inicio del año escolar. Se trata de un área extraordinariamente sensible, ya que a pesar de los múltiples, profundos y certeros diagnósticos realizados(Ocde, Educación 2020,Cruch, etc.), fueron pocas las intervenciones realizadas a la educación pública chilena en los últimos años, y ésta todavía se encuentra al debe.

A su vez, el ministro de Salud, Jaime Mañalich, deberá normalizar la atención médica en el plazo de dos meses. Para esto, será necesario recurrir a medidas especiales, como implementar hospitales modulares, de campaña, prefabricados o de emergencia, y reactivar las garantías Auge, terminando con la suspensión de beneficios decretada después del terremoto. Consultado sobre esta última medida, el titular del ramo reconoció que la situación de no cumplimiento de garantías por listas de espera Auge existía desde antes del sismo.

En tanto, el ministro de Obras Públicas, Hernán de Solminihac, deberá enfocarse en los dos primeros meses sólo en la reparación de las infraestructuras más urgentes para recuperar la conectividad del país. Esto significa reparar caminos, carreteras, puentes, puertos y aeropuertos dañados. La posterior reconstrucción de la infraestructura pública dañada se estima que demorará dos años, con un costo total de 1400 millones de dólares.

Con el objetivo de mostrar resultados concretos y, a la vez, reforzar la credibilidad del nuevo gobierno, el Presidente Piñera estableció estos plazos perentorios, los que debieran ser cumplidos. Sin embargo, ante una situación tan dramática se desconocen por completo las medidas a adoptar en caso de un eventual incumplimiento. Se ignora si es una exigencia real o sólo una medida comunicacional: por tratarse de una catástrofe tan inesperada y un gabinete tan reciente, la destitución temprana de un ministro sólo causaría más daño.

Con la implementación de estas fechas categóricas, desde el comienzo el actual gobierno se propone matar uno de los mayores fantasmas del último mandato presidencial: la falta de efectividad. Es por eso que el hiperactivo mandatario se ha mostrado en diversos frentes, que han ido desde emergencias y salidas a terreno hasta programas de televisión. Sin embargo, el establecimiento de estos plazos perentorios sólo recuerda la demora de su promesa no cumplida de vender Lan y transferir Chilevisión a una fundación. La reciente divulgación de que un fondo extranjero compraría una parte de sus acciones en la línea aérea y el anuncio del posterior remate del saldo no alcanzan a despejar las dudas acerca de la puntualidad en las fechas. ¿Qué tan exigente será el Presidente Piñera con el cumplimiento de los plazos -propios y ajenos-?

Las múltiples y simultáneas actividades del nuevo presidente no han podido disimular una importante debilidad: los conflictos de intereses. Tanto la prensa internacional como la nacional han destacado el mal precedente que el nuevo mandatario sienta para los miembros del gabinete, muchos de los cuales tienen amplios vínculos con el mundo privado, pudiéndose convertir en el talón de Aquiles de este gobierno.

De hecho, antes de cumplirse una semana del nuevo gobierno en el poder surge el primer caso. Involucra al director de Chiledeportes, Gabriel Ruiz Tagle y al actual timonel del fútbol chileno, Harold Mayne-Nicholls, en una fuerte polémica por el reparto de excedentes del Canal del Fútbol. El ex presidente de Blanco y Negro, junto al Presidente Piñera, son los principales accionistas de la sociedad y confirmaron desde el principio que continuarían con la propiedad de sus acciones.

Es de esperar que ante estos conflictos de interés tan flagrantes- que han ocurrido y seguirán ocurriendo- , el Presidente Piñera también imponga plazos perentorios a sus ministros para lograr soluciones, y que esta vez, se cumplan.

Columna publicada en latercera.com: http://blog.latercera.com/blog/ajiron/entry/gobierno_conflictos_de_intereses_y

jueves, 30 de julio de 2009


El anuncio de la Confederación Nacional de Funcionarios de Salud Municipal CONFUSAM, de sumarse a la movilización de Gendarmería sorprendió a la opinión pública. El solidario apoyo consistía en la suspensión de actividades el 29 de julio a partir de las 14.00 horas “para presionar a las autoridades a resolver dicho conflicto”, aún a costa de paralizar la salud municipal por causa de un conflicto externo. Afortunadamente el acuerdo entre el Gobierno y las organizaciones representativas del personal de Gendarmería motivó a que la CONFUSAM depusiera el paro.

Difícil resulta pedirles a los trabajadores de la salud que se concentren en sus funciones, si la semana anterior el ministro Álvaro Erazo salía a difundir en terreno la Ley de Protección al Empleo y Fomento a la Capacitación. En la región de Atacama, el titular de Salud destacó el compromiso del Gobierno en el tema del empleo y la importancia de un diálogo fluido en materias laborales. “Esta batería de incentivos son iniciativas que en particular nos interesa conversar en terreno, con los empresarios y trabajadores y responder inquietudes que nos planteen”, señaló.

El reciente caso de las cesáreas realizadas en el Hospital Félix Bulnes reaviva el debate sobre la calidad de nuestra salud estatal, confirmando que no existe espacio alguno para asumir temas ajenos que desvíen la atención de su función principal: entregar salud a la población chilena. Un informe de la Contraloría sobre el desorden en la farmacia del establecimiento hospitalario demuestra que el problema es mucho más permanente que estos últimos casos.

Son demasiados los episodios aislados que contradicen los buenos indicadores de salud en lo general que tenemos como país. La opinión pública ha conocido numerosas denuncias: insuficiente atención primaria, fallido sistema de autogestión de los hospitales, escasez de personal idóneo para las tareas operativas y administrativas, permanente falta de camas, interminables listas de espera y uso de materiales inadecuados. Una imagen deficiente en la atención y gestión de los hospitales se ha consolidado en la ciudadanía, desvirtuando -de alguna manera- el mensaje de protección social instalado por el Gobierno.

Ante esto, la ciudadanía ha asumido esta mala atención, incorporándola dentro de su rutina diaria. Pero cada cierto tiempo, surgen casos de alta visibilidad que concentran la atención de los medios, y por lo tanto, de las autoridades. Los casos no informados de Sida en Iquique, el cambio de guaguas en el Hospital de Talca o la referida muerte de dos mujeres a causa de una severa hemorragia y la histerectomía de urgencia de otras cuatro, han sido situaciones de gran cobertura mediática que calaron en forma profunda en la opinión pública.

Pareciera que la impunidad comienza a acabarse. La investigación penal de la Fiscalía y la presentación de las correspondientes querellas criminales reflejan un cambio de conducta de la población, en que el usuario comienza a exigir responsabilidades. La Cámara de Diputados aprobó la creación de una comisión investigadora para determinar las responsabilidades políticas y administrativas del Hospital Félix Bulnes. Incluso los mismos funcionarios congregados en la Federación de Trabajadores de la Salud FENATS anunciaron que se harán parte de las acciones judiciales, buscando demostrar que no se intenta proteger a nadie.

La tan postergada creación del ombudsman, institución que garantiza los derechos de las personas frente a la Administración del Estado, impide consolidarlos en la realidad desde una perspectiva amplia que incluya los derechos económicos, sociales y culturales. El proyecto de reforma constitucional que crea esta figura-ingresado a la Cámara de Diputados en diciembre de 2008-, se encuentra en el segundo trámite constitucional. Precisamente se presenta esta entidad como un eficaz mecanismo que defienda a los usuarios de los errores de los servicios de utilidad pública.

Mientras tanto, estos casos ameritan una profunda investigación, de manera de poder determinar las causas de las tragedias y tomar medidas para asegurar de que no se volverán a repetir. La ciudadanía espera que estas reacciones no queden sólo en anuncios, sino también se transformen en acciones concretas. El fortalecimiento de la salud pública ya es ineludible.